Llega un momento en el que un producto tiene tanto impacto en la vida de las personas que deja de ser un mero artículo de venta y pasa a ser algo más que eso. Si no, que se lo pregunten a John Baichtal y Joe Meno, que acaban de publicar un libro de más de 300 páginas dedicado al culto al Lego.
Los 12 capítulos incluyen entrevistas con artistas como Nathan Sawaya, que se dedica en cuerpo y alma a hacer obras con Lego; el pintor holandés Ego Leonard, que dice ser descendiente de una figura de Lego; Brendan Powell Smith, que utiliza estos juguetes para ilustrar historias sobre la Biblia y Henry Lim, que ha logrado construir un instrumento musical compuesto casi en su totalidad de estas piezas de plástico.
«Mis capítulos favoritos son los que hablan del arte y uno que llamamos Serious Lego, que retrata proyectos que van más allá de jugar. Por ejemplo, existe una iniciativa que ayuda a niños autistas involucrándolos en construir estructuras de Lego de forma colaborativa», explica Baichtal, gestor del blog de Wired Geek Dad.
Una de las cosas más interesantes del libro es que uno se da cuenta de que el fabricante es solo una pequeña parte de este universo de fans y geeks. La afición de la gente ha llegado hasta tal punto que Lego tiene vida propia de manera similar a fenómenos como Star Wars, aunque Baichtal matiza que hay que salvar las distancias. «Lego es un medio, Star Wars es una historia».
Esto tampoco supone quitarle mérito a una compañía que recibe alabanzas tanto por sus productos como su gestión empresarial. «Lego nunca se ha dado por satisfecho con su línea de productos. Continuamente explora nuevas ideas hasta en los segmentos donde dominan. No ha tenido miedo a apostar por lo digital con juegos y programas de construcción. Algunos funcionan, otros no», opina el autor del libro.
Una de las claves del éxito de Lego está en su capacidad de trascender la barrera de la infancia que solo programas como los Simpsons son capaces de sobrepasar. Según Baichtal, esa conexión con adultos responde en parte a una estrategia premeditada por parte de la marca danesa. «En los últimos años han ido evolucionado su línea de productos hasta el punto donde la sofisticación de Lego atrae a los adultos. La compañía ha respondido a esto creando kits que, por su coste y complejidad, solo un adulto (o un niño muy mimado) puede comprar».
Al margen de sus estrategias, su mayor logro es otro. Crear un producto sin un camino definido y soluciones infinitas. Cada uno lo resuelve como quiere. Este libro no hace más que confirmar de lo que es capaz el ser humano cuando tiene en sus manos unas buenas herramientas.