Un gran ojo nos observa en todo momento. Ve lo que hacemos y, con un chispazo, lo guarda para la posteridad. No hay que creer en conspiranoias para entenderlo. Se trata, sencillamente, de que cada uno de nosotros forma parte de ese Gran Hermano que todo lo ve. La mayoría de nosotros lleva un smartphone en el bolsillo y la mayoría de nosotros comparte a través de su cámara el mundo que le rodea. D-IVE es un festival que celebra en Barcelona su edición inaugural y que analiza, disecciona y homenajea a este fenómeno de la fotografía móvil.
Nada queda oculto desde que tenemos la posibilidad de que el olvido, al menos en lo visual, haya desaparecido. La fotografía móvil ha desarrollado la identidad estética que, al menos hoy día, se maneja, a partir de cánones vintage. Sin embargo, está tan en pañales que la parte más excitante del camino está por definir. «La fotografía móvil se ha convertido en un fenómeno social de primera magnitud. No solo ha afectado de forma decisiva a todas las formas tradicionales de fotografía, sino que también ha creado una auténtica comunidad mundial que ha encontrado en la fotografía móvil una nueva forma de comunicación». Lo explica Carol de Britos, comisaria del festival, que tras su nick SushideTortilla lleva experimentando con el tema durante mucho tiempo.
Para De Britos, hay que meter en el mismo saco todo lo que tiene que ver con el mundo de la fotografía digital, ahora en versión para llevar. Por eso, en D-IVE habrá un poco de todo: tecnología, arte, talleres, conferencias, concursos, photowalks y reflexión. «Los objetivos a la hora de crear este evento han sido siempre los de inspirar y ofrecer oportunidades para intercambiar conocimientos y vivencias relacionados con la fotografía móvil. Teniendo claro que el verdadero aprendizaje tiene lugar cuando pones en práctica lo aprendido, hemos creado una programación multidireccional, en la que maestros y alumnos pueden cambiar fácilmente los papeles, y en que los inputs son constantes», dice De Britos.
Para la comisaria del festival, los saltos generacionales en la fotografía van ligados al desarrollo de la tecnología. «Marcas y público general vamos adaptando esta disciplina a los nuevos cambios, y redefiniendo conceptos que antes creíamos indiscutibles», señala. En este momento móvil, la clave está, según la fotógrafa, «en la discreción al retratar situaciones espontáneas».
Desde un punto de vista técnico, aboga por tener muy presente conceptos que en la fotografía tradicional quedan algo más diluidos por la necesidad de prestar atención simultáneamente a elementos que no tienen lugar en un smartphone como la velocidad de obturación o la apertura de diafragma. «Hay cuestiones básicas como el encuadre, la composición, el uso de la luz que siguen siendo importantes sea cual sea la herramienta utilizada para retratar. Al fin y al cabo, seguimos hablando de fotografía».
El festival, que se celebra en Barcelona del 19 al 21 de abril, está organizado por Ex-Labs en colaboración con Disseny Hub Barcelona, el Institut de Cultura de Barcelona, el Ayuntamiento de Barcelona, y cuenta con el patrocinio de Moritz y Movistar. Yorokobu será medio colaborador de D-IVE.
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