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Derribando mitos: La música electrónica en Cuba

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La visión de Cuba en el exterior suele caer en los topicazos de siempre. Un país comunista con un pensamiento colectivo. Mulatas, baile, salsa y merengue. Pero lo que pocos saben es que en Cuba existe un movimiento de música electrónica. Desde 1998 se da cita en Rotilla, un festival que año tras años gana nuevos adeptos.

Acaba de salir a la luz un documental creado por Filmaciones de la ciudad que retrata la edición del 2010 y sus protagonistas. Si hay algo que deja patente es que el régimen cubano tiene una oposición formidable entre las nuevas generaciones que van a luchar a su manera para que las cosas cambien. La palabra más repetida entre los asistentes entrevistados es justamente eso: Cambio. El festival se convierte en una forma pacífica para reivindicarlo.

ROTILLA DOCUMENTAL from Filmaciones de la Ciudad on Vimeo.

«Es la Cuba que está surgiendo y en la que el Gobierno está invirtiendo mucho trabajo en ocultar», explica Arturo de la Fe, productor del festival. Muestra de ello es el éxito de convocatoria que ha logrado el festival. Lo que empezó como una «rave en una playa sin recursos», este año congregó a más de 10.000 personas en la playa Jibacoa, a 67 kilómetros de La Habana.

Los creadores del evento esperan que sirva de herramienta para mostrar al mundo que el país está evolucionando pero también para cambiar la mentalidad de los propios cubanos. «Cuba es mucho más de lo que pensamos. Cuba se compone de personas que quieren que las cosas cambien. No es solo el mulato y la mulata tomando ron y meneándola».

Por ahora han logrado sobrevivir a las autoridades. De la Fe quiere convertirlo en el festival más importante del continente. «Tenemos muchos problemas para montarlo. Pero todos se acaba resolviendo. Queremos que se convierta en el mejor festival de America Látina. Que sirva de instrumento de cambio. Si nos unimos podemos influir en ello».

Hasta que llegue ese día en el resto de Cuba, los jóvenes tendrán a Rotilla para sentir la libertad en su propia piel. «Aquí es el único sitio donde podemos sentirla y respirarla».

El documental ha sido dirigido por Santiago Fábregas.

Gracias a Andres Colmenares de Wabi-Sabi por la pista.

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