La acción comienza en una lúgubre y pixelada buhardilla. Un hombre, vestido de negro y con el pelo canoso, acerca una silla al centro de la estancia. Lanza una cuerda por encima de la viga que sustenta el tejado y hace un nudo corredizo. Coloca la soga alrededor de su cuello y patea su punto de apoyo, muriendo ahorcado. «Después de todas las cosas que he visto, después de todas las cosas que he hecho, mi vida ha tomado un rumbo del que no puedo escapar, es demasiado tarde para mi, solo espero que puedas perdonarme algún día. Sinceramente tuyo, Anthony Beechworth».
Así rezaba su nota de suicido y comenzaba el viaje del protagonista Jeremiah Devitt en el videojuego español de terror gótico The Last Door, desarrollado por el estudio sevillano Game Kitchen y que tiene ya varios premios y distribución internacional en su chistera. Tras pasar el filtro que supone el Steam Greenlight, un servicio donde los usuarios de esta plataforma de compra de juegos dicen qué obras les gustaría que aparecieran en el catálogo, varias distribuidoras comenzaron a cortejarles y finalmente se decidieron por Phoenix Studios. Esta se encargará de llevar una edición digital de coleccionista a PC además de IOS y Android.
«The Last Door ha sido un cambio muy drástico en la carrera del estudio ya que cuando empezamos todos nuestros proyectos eran juegos por encargo», explica Enrique Cabeza, diseñador jefe, «hasta que a finales de 2012 decidimos que lo que más queríamos era poder desarrollar nuestra propia creatividad y convertirnos en un estudio independiente». Para ello-y como tantos otros a lo largo de 2012– decidieron recurrir a la plataforma de micromecenazgo Kickstarter, donde lograron financiar The Last Door con 4.600 libras.
Esta aventura gráfica, que puede jugarse en navegadores web de forma gratuita, hace uso del minimalismo para crear terror en el jugador.«Nos dimos cuenta que mediante un uso especial del sonido y música y la ausencia de detalles en los gráficos se conseguía estimular la imaginación en el jugador», continúa Cabeza,«cosa que hoy día grandes estudios parecen dejar en un segundo plano con el enorme hincapié que se hace en crear gráficos extremadamente realistas y detallados, consiguiendo que la visión del creador esté impuesta a la del jugador, así que nosotros decidimos darle la vuelta a la tortilla: utilizar la falta de recursos en beneficio de una experiencia más personal en cada jugador».
Estructurada, cual serie de televisión, en capítulos y temporadas, The Last Door fue definida en el análisis de Penny Arcade como«una carta de amor a Lovecraft». Cabeza lista entre el resto de sus influencias de Poe, Guy de Maupassant, Arthur Machen, Jorge Luis Borges o August Derleth y cineastas como David Lynch, Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock o Ingmar Bergman.
Su trabajo tiene otra característica que no es común en los videojuegos: una accesibilidad pensada para personas con minusvalías. Así, incluyen un subtitulado de los sonidos para personas sordas y el uso de una tipografía diferente en los textos para ayudar a los disléxicos. Este estudio ya ha desarrollado juegos con este tipo de opciones y hasta ha programado un simulador de slalom en silla de ruedas.
«Creemos que somos pioneros y especialistas en algo que se volverá un estándar», aclara Cabeza,«ya que dentro de unos años los jugadores empezarán demandar mayores opciones de accesibilidad puesto que comenzarán a surgir dificultades relacionadas con la edad, pero querrán seguir jugando».
Y, en ese momento, Game Kitchen estará preparada.
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