El monopolio escondido del porno

Cuando se analiza la lista de las empresas que consumen más ancho de banda del mundo, todos los nombres suenan. YouTube, Netflix, Twitch…, pero hay una en la lista que resulta desconocida: MindGeek. Según los datos oficiales de la web de esta compañía, donde se definen como líderes en diseño, desarrollo, marketing, SEO y manejo de sitios con grandes cantidades de tráfico, tienen al día más de 1.000 millones de usuarios únicos, 3.000 millones de anuncios y superan los 1.000 empleados. ¿Cómo semejante empresa, con tanta fuerza, no trasciende a los grandes medios? MindGeek se dedica al porno. Es la propietaria de la inmensa mayoría de los clones de YouTube que emiten contenido erótico gratis por la web.

En total, de los diez sitios de pornografía más vistos de internet, MindGeek posee ocho. ExtremeTube, GayTube, YouPorn, SpankWire, Pornhub…, solo escapan de sus tentáculos xHamster y Xvideos. Si se tiene en cuenta que, según la revista The Richest, cada segundo hay 28.258 usuarios viendo pornografía y supone aproximadamente el 35% del total de las descargas, su fuerza se hace evidente. Además, han ido comprando los estudios Babes.com, Brazzers y Reality Kings. El dominio ha llegado tan lejos que ya se habla de monopolio, un problema para los profesionales de esta industria.

«MindGeek controla un gran número de las compañías productoras, por lo que si quieres que te paguen por actuar en el porno, hay muchas posibilidades de que tengas que confiar en ellos para que abonen tus facturas, sobre todo si quieres hacer del porno tu principal medio de vida», explica Lux Alptraum por correo electrónico. La escritora, educadora sexual y consultora, que ha tratado este tema en su blog, asegura que «tener tanto control sobre la fuente principal de ingresos hace que los actores, directores o cualquiera que tenga que confiar en que MindGeek pague su siguiente cheque no esté cómodo hablando en contra de la compañía».

Esa postura tiene cierta lógica para la mayoría de los participantes en el porno. Su poder viene básicamente de ofrecer gratis un contenido protegido por copyright. «MindGeek logra sus enormes audiencias y, presumiblemente, genera ingresos al ofrecer acceso libre a un contenido pirateado de webs de la competencia», continua Alptraum. «Luego usan esa riqueza para comprar a los competidores que todavía no han expulsado del negocio, hasta el punto de que gran parte de la industria del entretenimiento para adultos está bajo su control».

Un dato que se arroja es que mientras al principio del milenio una actriz porno de primer nivel solía cobrar 1.500 dólares por escena, y eran pocas las que se pluriempleaban con escorts, ahora el sueldo medio son 500 dólares y es posible encontrar a muchas en las páginas de contactos. Según la revista Slate, las producciones han bajado un 75%, y las ventas de DVD, un 50%.

Entre los pocos que se han atrevido a alzar la voz contra estas prácticas están Mick South, un actor porno de 57 años retirado de la práctica, pero que tiene un blog con cierta influencia en el mundillo, y Siri, una curvilínea actriz en activo que se ha erigido como una defensora de pagar por los contenidos. Además, la compañía Adult DVD Empire ha iniciado una campaña sobre este asunto con el hashtag #PayForYourPorn.

South mantiene en su blog una lucha en la que trata de sacar las vergüenzas a MindGeek. La empresa tiene algunas, además de su cuestionable modelo de negocio. ¿Las principales? Evasión de impuestos y lavado de dinero. MindGeek fue fundada como Mansef Productions Inc. en Canadá, en 2004, por Ouissam Youssef y Stephane Manos. Después fue adquirida por Fabian Thylmann, un inversor alemán de tecnología que ya había desarrollado software relacionado con la pornografía en los años 90.

Bajo la dirección de Thylmann, cambiaron el nombre a Manwin y logró un préstamo de 362 millones de dólares de la empresa Colbeck, fundada por antiguos empleados de Goldman Sachs. Con este dinero se dedicaron a comprar tubes pornográficos y productoras para hacer crecer el monstruo. Thylmann fue extraditado en 2012 desde Bélgica a Alemania por evasión de impuestos sobre los beneficios de la empresa y esta cayó en manos de Feras Antoon y David Tasillo, que controlan ahora las operaciones desde Montreal.

Siri, por su parte, se atrevió a hablar en público contra la piratería y, en particular, contra MindGeek. En un Ask Me Anything realizado en Reddit, un usuario le preguntó que, si pudiera, qué sería lo que cambiaría de la industria. Su respuesta fue clara. «Si tuviera un cetro mágico, haría que la piratería en la pornografía fuera imposible para así hacer que volviera a ser un negocio rentable para todos». Los 1.800 comentarios que generó, una gran mayoría en defensa del porno gratis en la red, recordaban más a un linchamiento. Luego, en la página Quora, a otra pregunta, contestaba que era como si Wal-Mart, el famoso supermercado estadounidense, además de arruinar las pequeñas tiendas de barrio, se dedicará a robarlas a punta de pistola y luego pusiera el resultado del latrocinio a la venta a un precio más barato.

Los que se han dedicado a estudiar este tema tienen claro el motivo por el que EEUU, donde las leyes antimonopolio son veneradas como parte integral de una economía vibrante, no actúe por voluntad propia contra una situación de dominio de una sola empresa tan flagrante: el tabú en torno a la pornografía que hay en el país y el moralismo. Mientras MindGeek baja los sueldos, compra empresas, apoya de hecho la piratería y extiende sus tentáculos. Las autoridades miran hacia otro lado y no parece que vayan a tomar medidas al respecto.

Alptraum ve un claro peligro. «Si MindGeek cae, una gran proporción de la industria se irá con ella», concluye. «El porno sobrevivirá, pero como una pequeña industria formado por pocos estudios y compañías». Una mala noticia para los futuros John Holmes, las Jennas Jamesons, los Nachos Vidales o las Sashas Greys.