Según el diccionario de la RAE, estar en Babia es “estar distraído y como ajeno a aquello de que se trata”. Como muchos que yo me sé, contestaréis más de uno. Pues sí. Porque viendo el estruendo de este mundanal ruido que nos toca vivir, como en Babia en ningún sitio.
Algunas fuentes, entre ellas Sbarbi en su Florilegio de refranes, identifican Babia con “el país de los tontos”. O sea, que Babia para este buen hombre sería como Lepe para algún humorista casposo. No es el único, son varios, como menciona José María Iribarren en El porqué de los dichos, los que de una manera u otra se pasan lo que hoy consideramos políticamente correcto por el arco del triunfo.
Es también Sbarbi quien hace venir ‘Babia’ de ‘baba’ y no de esa región de las montañas de León. De esta manera, se haría alusión a que alguien que está en Babia está siempre con la baba caída. Y ese ha sido tradicionalmente el estereotipo que se ha creado para identificar a un tonto, a un ido. Bastaría con mirar algunos dibujos animados o ilustraciones antiguas, aunque la imagen sea totalmente injusta y cruel.
Al hilo de ‘baba’, y haciendo un inciso, habría que decir que en Latinoamérica, según puede leerse en alguna página de Internet, no se dice estar en Babia, sino “estar en la baba”. Amigos latinoamericanos, confirmadlo o refutadlo, según el caso. Gracias.
Que la explicación al origen de este dicho esté en la región leonesa de Babia la apunta la RAE en la propia definición del vocablo. A esto habría que sumarle ciertas corrientes históricas que sitúan a esta como el lugar de descanso de los reyes de León allá en la Edad Media, ya que era una zona rica en caza. Babia sería el refugio que los monarcas, cansados de las intrigas palaciegas, elegirían para perderse y no saber nada del mundo. De esta manera, preguntados los súbditos por dónde estaba el rey, estos siempre contestaban “en Babia”, dando a entender que sus jefes no se enteraban de nada. Y para darle más empaque al asunto, así como un aire más verídico, Iribarren cuenta que esta versión la dio Víctor de la Serna en un artículo suyo publicado en el Abc allá por 1953. Pues no ha llovido…
No acabarían ahí las versiones que circulan por la red. Según Babia.net, Manuel Rabanal, catedrático de historia de la Universidad de León, se basa en la trashumancia y la vida pastoril de los habitantes de esta región para explicar el origen de la expresión. Cuando los pastores se mudaban con sus rebaños a tierras de Extremadura, no era extraño ver a alguno de ellos con la mirada distraída, como perdida, en un gesto melancólico de recuerdo y añoranza por lo que habían dejado en sus casas. Su cuerpo estaba allí. Su mente, en Babia.
Sin embargo, no parece convencer demasiado al autor del texto antes citado ninguna de las teorías anteriores y da sus razones. Quizá, nos dice, lo más acertado sea pensar que el origen esté en el verbo ‘embabir’ o ‘embair’ con el significado de ‘estar absorto’. Pero tampoco se atreve a poner la mano en el fuego por esta explicación.
Así que lo mejor será que cada uno escoja la que más le guste. Todas podrían ser válidas. O no…