Acaba de cumplir quince años y está más fresca y lozana que nunca. La Wikipedia envejece como el buen vino y, aunque siempre habrá quien saque a relucir sus defectos, son tantas sus virtudes que compensan un desliz de cuando en cuando.
Si la semana pasada te contábamos la historia del primer fumador europeo, te explicábamos en qué consiste la regla del micropene o cómo surgió la misteriosa esvástica del bosque, hoy celebramos el aniversario de la «enciclopedia libre» con una selección de anécdotas que te pondrán los ojos como platos.
El vino con coca del papa León XIII
El químico francés Angelo Mariani patentó en 1863 un vino medicinal de lo más controvertido. El ingrediente secreto del Vin Mariani (algo así como vino mariano, en referencia a la madre de Cristo) eran las hojas de coca que, sin duda, le daban al burdeos un toque peculiar. La bebida fue muy popular en su época, con entusiastas entre la realeza y el clero como la reina Victoria o los papas León XIII y Pío X. El primero concedió al tónico la medalla de oro del Vaticano e incluso prestó su imagen para los anuncios.
El primer dólar de Spielberg
El director de Parque Jurásico o Indiana Jones rodó su primer largometraje en 1964, cuando tenía 17 años. Fireflight era una película muy indie de ciencia ficción que solo se estrenó en un cine local de Phoenix (Arizona), pero puede considerarse su primer éxito comercial en el sentido más literal de la expresión: con un presupuesto de 500 dólares, recaudó la friolera de 501 dólares, arrojando un beneficio de 1 dólar, que ya es más de lo que pueden decir muchas películas con presupuestos multimillonarios.
La loca maratón olímpica de 1904
Pasó de todo. Un corredor (por llamarlo de algún modo) llegó a la línea de meta en coche y quiso proclamarse vencedor, pero le pillaron y fue descalificado. El que al final ganó se había dopado con matarratas y un chorrito de brandy; al cuarto le dio tiempo a echarse una siesta en mitad de la carrera (tras zamparse unas manzanas pochas) y hasta hubo un tipo que corrió varios kilómetros perseguido por una jauría de perros rabiosos.
El hombre que salvó las pirámides
Alrededor de 1833, el gobernador Mehmet Alí, considerado el padre del Egipto moderno, encargó a su arquitecto de confianza un proyecto de lo más inusual. Tal como se cuenta en las memorias del maestro de obras, el francés Linant de Bellefonds, pidió que se desmantelaran las pirámides para emplear sus bloques en la construcción de presas sobre el Nilo. Como no podía desafiar sus órdenes pero quería salvar los monumentos, el arquitecto falseó los costes e hizo creer al gobernador que usar piedra recién extraída saldría más barato. Si no fuera por su embuste, la necrópolis de Guiza ya no existiría.
El monte que no debería llamarse Everest
La montaña más alta del mundo (bueno, según se mire…) fue bautizada por el geógrafo Andrew Waugh con el nombre de George Everest, su predecesor al frente de los servicios topográficos de la India. Lo hizo en contra de la voluntad del propio Everest, que hubiera preferido un nombre que pudiera escribirse en hindi y los nativos de la zona pudieran pronunciar. A pesar de sus legítimas objeciones, su apellido pasó a la historia (con una fonética, eso sí, un tanto peculiar).
La diéresis del heavy metal
Si alguna vez te has preguntado por qué Motörhead, Mötley Crüe o incluso Mägo de Oz se escriben con esa diéresis tan gratuita, tenemos la respuesta: cuando se emplea una tipografía de estilo gótico, la umlaut confiere a los nombres de las bandas una cierta sensación germánica que los rockeros asocian con el poder. A diferencia de lo que sucede en alemán, la diéresis del heavy metal no cambia la pronunciación de las vocales. Tampoco de la consonante tuneada que Spin̈al Tap utilizó para mofarse de este elemento decorativo.
La estatua de la Responsabilidad
Si en la costa este tienen su estatua de la Libertad, con unos sólidos valores asociados, ¿por qué no construir un monumento igual de colosal y simbólico en la costa Oeste? Debe ser lo que piensan los cientos de estadounidenses que apoyan el proyecto para construir la estatua de la Responsabilidad, una idea más o menos desafortunada que tuvo un superviviente del Holocausto. Para no ser menos que su hermana mayor, la mole, que representaría un apretón de manos, se levantaría sobre una isla frente al puerto de una gran ciudad, mediría 93 metros y tendría un mirador en lo alto.
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2 respuestas a «El vino con coca del papa, el primer dólar de Spielberg y el hombre que salvó las pirámides»
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[…] te gustó la historia del primer dólar que ganó Steven Spielberg y la loca maratón de 1904 te dejó anonada…, no puedes perderte la entrega de hoy, con un humorista experto en pedos del siglo XIX o el tren […]