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En el ojo ajeno: “Lo único constante ahora es el cambio”

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Aviso al lector: Hoy la cosa viene un poco metafísica (Es un ladrillo…).
Estoy en el entorno de los 40… (error muestral +/- 5%) y rondando las teorías del marketing desde los 90. En el ámbito empresarial he vivido la eclosión de la ‘Gestión del Conocimiento’ en las grandes corporaciones. Luego el eufemismo  de la ‘Reputación Corporativa’. La cosa hoy ya ha derivado hacia la RSC. Ahora le quieren quitar la S porque tiñe demasiado la cuestión. Y ahora las empresas están todas en modo ‘Innovación’.

En apenas 20 años, hemos pasado del nacimiento a la dependencia de Internet, la fotografía digital y hemos alucinado con los libros del Ojo Mágico. Ahora estamos a vueltas con el cine 3D, las redes sociales, las movilizaciones por SMS, los blogs y la democratización de la opinión publicada… y, que yo sepa, las empresas no están preparadas para cada cosa de antemano.

Visto lo visto, yo no hablaría de innovación. No en el sentido en el que muchas empresas, no sé si por pose o por necesidad, llaman a los 4 proyectos de escaso presupuesto con los que básicamente intentan no quedarse atrás. O sea, llaman “innovación” a dar respuesta a algo ya existente. ¿Cuántas de las empresas que hablan de innovación se refieren únicamente a tener un blog y a “interactuar” torpemente con las redes sociales porque es lo que toca? ¿Cuántas empresas se dedican a rebuscar ahora en su fondo de armario algo que suene innovador para ponerle el lazo? Un poco de RSC, un poco de tecnología, un poco de escucha activa, un poco de redes sociales y ya somos innovadores.

La innovación, la de toda la vida (qué paradoja), se llama I+D+i. Punto. Este blog publicó hace poco que nos gastamos más en fichajes de fútbol. Llamar innovación a un batiburrillo de cosas para darle más rango es hacerse trampas al solitario. La “innovación” como algo trascendente y cool, me agota. La verdadera actitud innovadora de una empresa no debería pasar por ese aro. Si de verdad es una actitud empresarial, la organización se articulará sola hacia esa actitud, como lo hace cuando quiere ser eficiente, o solidaria, o conservadora, o transgresora…

Ayer comí con mi amigo Carlos Carrión y me ayudó a pensar en todo esto. Me hizo reflexionar sobre la innovación y ver que sólo se entiende la innovación empresarial como una forma para crear nuevos productos o canales de distribución. Y ésa es sólo la fase final, el resultado. Nadie se plantea algo nuevo esperando llegar a un final concreto.

Me habló de Understanding Lab. Para ellos, la innovación no es un proceso para parir productos y servicios, sino una forma de pensamiento que dé sentido a las cosas para no convertir a las empresas en churreras que viven a rebufo de las tendencias de apariencia moderna. Empresas metidas en permanentes procesos de cambio que nadie sabe muy bien explicar, ni cuándo empezaron, ni dónde terminan (si es que alguna vez lo hacen).

Dado que hoy ya todo es inestable, temporal, relativo y en permanente proceso de cambio y complicación, lo único que permanece es el consumidor, y aunque cambian sus hábitos, sus conductas, sus opiniones, han de ser el centro de ese proceso de innovación.

Viendo la presentación de Understanding Lab, me planteo que quizás sí haya quien ve mas allá. Simplemente porque plantean cómo encontrar algún sentido a la innovación permanente, rebuscando en la naturaleza humana para determinar los drivers de conducta y quizás así discernir entre la evolución y la innovación.

La evolución es la sucesión de pasos alineados, y si uno es errado, el siguiente lo será más. Un sótano se incendia, el extintor estaba en el sótano, se quema el álbum de fotos familiar.  El pensamiento evolutivo llevaría a poner más extintores, fuera del sótano. El pensamiento innovador inventa la fotografía digital.

Su propuesta consiste en ayudar a las organizaciones a gestionar nuevas ideas en entornos complejos, a conjugar el pensamiento creativo, el diseño, la gestión sabiendo que la herramienta que debe hacer que ocurra es un cerebro humano y que sean así organizaciones humanas y no de procesos.

Leyendo su presentación me parece que dan respuestas a preguntas que ni sabía formular.  Tapan lagunas que descubres que tenías en el momento en que te dan las respuestas. Complicado de explicar.

El SenseMaking del que hablan, me parece imprescindible. Me tranquiliza pensar que haya personas cuestionándose el paso siguiente al paso siguiente, porque eso quiere decir que lo que nos rodea no es todo lo que hay… siguen pasando cosas y el pensamiento avanza a un ritmo distinto y superior a la inercia. Menos mal, porque cada vez que oigo hablar de innovación me parece una palabra más antigua. Y sobre todo, en el entorno empresarial.

En definitiva, con el respeto y admiración a todo lo que me viene grande, me encantaría ir a una de sus reuniones para disfrutar del vértigo de sentirme estúpido. Y que me cuenten el método para pensar más lejos.

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