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En el Ojo Ajeno: Turismo de chanclacetines

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El turismo, la principal industria del país, sí hombre, esa que aún en plena crisis aporta el 10% de la riqueza del país… languidece. Después de un viaje a Las Palmas, que viene al caso, me ha entrado una depresión de caballo. Que languidece no lo digo yo… lo dicen los datos de Exceltur y lo explica fríamente Expansión.com

Pero más allá del análisis y los datos, está la primera persona. El modelo turístico español que me llega es el de las oficinas de turismo de medio mundo con el póster de Turespaña de Miró. Es el turismo del chanclacetín (un fenómeno que se produce tras la fisión molecular por efecto del calor entre chancla y calcetín, y que tanto abunda en las costas españolas). El turismo urbanístico de ciudades encimando un paseo marítimo bastante feo.

Las Dunas de Maspalomas están rodeadas de aparthoteles con logos descoloridos, con nombres como Coral Beach o Los Papagayos, los columpios de las playas de Alicante se oxidan y Lloret de Mar huele cada vez más a alcohol… Esto es un sálvese quien pueda.

Si al menos nos quedara el encanto decadente de Lisboa o Biarritz… pero aún teniendo la ventaja competitiva de 300 días de sol, nuestras playas son setenteras. ¿Qué hacemos? ¿Esperamos a que sean lo último en retroturismo? Tal como están algunos destinos valdría más la pena reinventar el concepto de “viaje al turismo de los 70”. Vestir a camareros como Camilo Sesto, pintar los taxis de negro con raya roja, alquilar vespas, vender en pesetas y poner las discotecas más retro del planeta. Igual la cosa funciona.

De verdad, hay algunos destinos que ya sólo son entrañables en las películas de Paco Martínez Soria, Alfredo Landa y Florinda Chico. Estoy seguro que una vez allí, y para quien lo vive desde niño, cada destino tiene su encanto… pero si queremos un turismo con mayúsculas, las decisiones son anónimas, emocionales, percibidas, la suma de fotos y mensajes y no hay photoshop para tanta fachada carcomida.

A pesar de las muchas y buenas campañas como ‘No winter blues’ con el oso polar en Canarias.  A pesar del desarrollo de las marcas destino, que son también una buena careta. A pesar de que las líneas aéreas aportan lo suyo y que todo el mundo rema como puede, esto no cambia, se muere como una tienda de revelados en 1 hora.  Nos comen terreno Túnez, Grecia o Croacia porque hasta los cazagangas alemanes e ingleses empiezan a ponerse dignos con su presupuesto de 300 euros semanales. Lo dice Exceltur y lo sabe hasta el tato, es un tema estructural, la palabra que más miedo da. Como cuando el albañil te dice que hay que sanear tuberías.

Afortunadamente una nueva España se va configurando como un destino de invierno, urbano y cultural. Barcelona, Madrid, País Vasco o Valencia pasan de ser emisores a receptores. La Fórmula 1, La Copa América ó La Gastronomía, van dando el relevo a Manolo Escobar y al destape. Pero en la Playa del Inglés de Las Palmas el aparthotel Calypso, seguirá ofreciendo la suite Imperial a 40 euros, con detalle de bienvenida de benjamín Rondell Verde y cesta de mazapanes, vendiendo las cangrejeras en recepción  y con un buffet de 24  horas en el restaurante Las Brisas con la carta en alemán. Y la verdad, no me veo.

Paco2

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