Nos encanta predecir qué ocurrirá en un futuro, ya sea próximo o lejano. De ahí que cada vez nos encontremos con más casas de apuestas incitándonos a derrochar, por poner a prueba nuestros conocimientos deportivos. Adoramos esa sensación placentera de llevar razón, y por eso mismo perdemos mucho tiempo vaticinando lo que puede ocurrir.
No pasa solo a la hora de jugar al Blackjack, la ruleta o tratar de adivinar el resultado del próximo clásico del fútbol español. Lo hacemos con cualquier aspecto de nuestras vidas donde quepa el pronóstico. ¿Profetizar el futuro de los medios de comunicación? ¿Por qué no? En enero de 2005, Robin Sloan y Matt Thompson decidieron jugarse un all in a este respecto.
Entonces presentaron Epic 2014, un cortometraje que abordaba cómo los principales acontecimientos de la Red configurarían la estructura mediática del año que ahora estamos a punto de despedir. Tras repasar hechos consumados como la creación de la World Wide Web, la creación de Google o la llegada de Amazon, se aventuraban a pronosticar qué ocurriría en los siguientes años. Acertaron en ciertos aspectos. En otros erraron estrepitosamente.
En su reflexión inicial, los directores dibujan a la perfección el panorama en el que ahora nos encontramos: «La gente tiene acceso a una cantidad y profundidad de información inimaginable anteriormente». De eso no cabe la menor duda. La información llega a nosotros por multitud de vías. En Epic 2014 no se hace mención a actores, a priori tan importantes, como Facebook o Twitter, pero poco importa.
En gran medida, la información se sigue consumiendo como antaño: aún son mayoría los que acuden directamente a consultar aquellos medios que más les interesa leer, ver o escuchar, y quienes prefieren el método analógico por excelencia, el ‘boca a oreja’.
«Todo el mundo contribuye de alguna forma participando para crear un medio de comunicación vivo y dinámico». Otro de los grandes aciertos de la predicción. Los ciudadanos de todo el mundo se han convertido en agentes activos a la hora de informar. No hay más que ver, por ejemplo, lo ocurrido tras el atentado en la maratón de Boston en 2013. Quienes presenciaron la explosión, dieron testimonio escrito y visual de aquello que estaba ocurriendo, e informaron así al mundo entero. Ahora ocurre lo mismo en México: testigos de la situación que se está viviendo en el estado de Guerrero filmaron con sus teléfonos móviles la detención del estudiante Sandino Bucio.
Tampoco se equivocaban Sloan y Thompson cuando advertían que, para el año 2014, «las organizaciones periodísticas del siglo XX son algo del pasado, un vestigio de un ayer no muy lejano». Grandes conglomerados mediáticos como News Corporation, Time Warner Inc., Comcast Corporation aún mantienen una importante parcela de poder, pero no tienen en sus manos la potestad de guiar el pensamiento de una sociedad ahora mucho más global. Algo similar ocurre en España.
El documental no hablaba de la situación en que, llegado 2014, se encontrarían los periodistas, artífices de la información. No supieron o no quisieron ver que se convertirían en uno de los gremios más desacreditados a ojos de la sociedad. Sí se atrevieron, y en cierto sentido acertaron, a pronosticar que las máquinas acaparían aún más protagonismo. El algoritmo de Google sería el encargado de anticipar los contenidos más interesantes, del mismo modo que Amazon nos recomendaría los productos que más nos iba a apetecer comprar.
Pero no, estas dos corporaciones no se unirían en un solo gigante global. En este punto erraron los creadores de Epic 2014. Ese experimento llamado Googlezon no ha llegado aún, ni parece estar en camino. Puede que suceda, o puede que no. Nosotros no somos tan osados como Sloan y Thompson, que se equivocaron en lo que al futuro de la radio se refiere.
En su cortometraje apuntaban que, con la llegada del iPod de Apple, daría comienzo una nueva época para el medio radiofónico. Nadie nos diría qué tendríamos que escuchar ni a qué hora; nosotros podríamos configurar la parrilla a nuestro antojo. Aún no ha llegado la aplicación adecuada para que esto ocurra, y el tiempo no parece correr en contra de la radio. Sí es cierto que son muchos los que han dado el salto de las ondas hertzianas a los podcast, pero no es la tendencia más extendida (de momento).
Pero, sin duda, dieron en el clavo al prever que algunos medios de comunicación se revelarían contra Google. Más concretamente, contra Google News. En Epic 2014 nos cuentan como The New York Times se levanta en pie de guerra contra el imperio creado por la gran G y Amazon. El resultado, no obstante, ha sido distinto al que vaticinaron los directores de esta obra audiovisual.
Ellos predijeron que los tribunales darían la razón a las tecnológicas. La realidad ha venido a demostrarnos que, después de todo, quizá los grandes conglomerados mediáticos aún mantengan una cuota de poder mayor de la que le concedían en 2005 Sloan y Thompson. Casos como los de España o Alemania han venido a demostrarlo. En estos países, las autoridades gubernamentales y judiciales se han puesto de parte de los medios. Una amarga victoria, de la que algunos ya se están arrepintiendo: si no estás en Google, casi no existes en la Red.
Las viejas corporaciones mediáticas siguen empeñadas en sacar partido a sus antiguos modelos de negocio. Improvisan, de cuando en cuando, fórmulas que creen innovadoras, pero quedan a años luz del verdadero espíritu de internet. Al mismo tiempo, surgen en el universo de la Red alternativas capaces de entender al usuario y ofrecerle aquello que realmente desea. Combinando tecnología y periodismo, algo que los creadores de Epic 2014 contemplaron solo en parte.
Sí estuvieron acertados, y mucho, con la frase que da comienzo a su ficción: «Son los mejores tiempos. Son los peores tiempos». Los que antes eran declarados vencedores, ahora no ven con claridad la nueva situación, mucho más inestable. Quienes se incorporan a la partida seguro verán multitud de oportunidades de desbancar a aquellos que quieren mantener un statu quo que, como alguien vaticinó 9 años atrás, ya no existe.
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