La música es etérea y no quiere saber nada de quedarse constreñida y reducida el espacio finito de un auditorio. Eso es, quizá, lo que pensaron algunos promotores musicales, y por eso se empeñaron en hacer conciertos en lugares poco habituales: cuevas, azoteas, aviones, el mar, teatros romanos, canteras, iglesias…, cualquier sitio es bueno si lo que se busca es sorprender al público e ir un paso más allá en dar espectáculo a la vez.
Desde la azotea
Puede que los primeros que abrieran el melón de ofrecer un concierto en un lugar bizarro fueran los Beatles. En 1969 ya estaba confirmada su separación definitiva, y una idea asomó por sus cabezas mientras grababan su último álbum: ¿Y si subimos a la azotea del estudio y nos despedimos de nuestros fans con un concierto público y gratuito desde allí? Dicho y hecho. Lo demás ya es historia.
Ave, César, los que van a cantar te saludan
Llamar gladiadores a los músicos que van a dar allí un concierto quizá sea un poco… no sé… ¿exagerado? Pero de alguna manera teníamos que ligar rock y teatro grecorromano. En este caso, hablamos del Teatro de Taormina, en Sicilia, ubicado a los pies del Etna.
Tiene una capacidad para 5.000 personas y cada verano alguna estrella internacional se sube a sus tablas. Sting, Brian Wilson, Caetano Veloso… son algunos figurones que han pasado por allí, pero quizá el más recordado sea el concierto que The Cure dio en 2005. ¡Ave (María)!
Claro que el de Taormina no es el único teatro romano en el que se celebran conciertos y espectáculos. En el de Mérida, que no tiene nada que envidiar al italiano, además de su célebre festival de teatro clásico, tiene lugar el Stone & Music, un evento musical en el que se dan cita desde clásicos muy clásicos como Tom Jones, Ara Malikian, Black Crowes o Status Quo, hasta artistas más del gusto de hoy como Mikel Izal, Álvaro de Luna & Marlon y el colombiano Manuel Turizo.
Volaaareee, cantaareee…
Si los Beatles quisieron despedirse de sus fans desde una azotea, Jamiroquai dijo aquello de «sujétame el cubata» y decidió subir un poco más alto. Así que organizó un recital de promoción de su disco de grandes éxitos High Times: Singles 1992-2006 en un avión.
Eso sí, este no tuvo nada de improvisado, porque para que pudiera tener lugar, hubo que tunear un poco el aparato. Los invitados para aquel evento, al que bautizaron como Gig in the Sky, se eligieron a través de un concurso. El peculiar concierto tuvo lugar a 30.000 pies de altura y cubrió el vuelo Múnich-Atenas.
Bienvenidos a la cueva
Si fuera hace calor, ¿por qué no tocar en el interior de una cueva? Así debieron pensar los componentes de la banda inglesa-española de indie Crystal Fighters cuando buscaban dónde presentar su segundo disco, Cave Rave. El lugar que eligieron fueron las cuevas de Zugarramurdi, en Navarra, y ocurrió en 2013.
No han sido las navarras las únicas cuevas que han servido de escenario para un grupo de música. Las de El Soplao, en Cantabria, también han albergado conciertos de todo tipo. Por allí han pasado artistas variopintos: desde Ainhoa Arteta y Diana Navarro hasta Carlos Núñez, Ara Malikian o Loquillo. «Son 20 kilómetros de cuevas y es impresionante; además, el sonido es muy bueno», comentó Igor Paskual, guitarrista de Loquillo, en una entrevista en la SER.
Aquí se viene a rezar (y a cantar)
A Dios rogando y con la guitarra dando, podría ser la nueva versión del refrán cuando se piensa en la iglesia de Union Chapel, en Islington (Londres). Aquí lo mismo vienes a rezar que a escuchar a Adele, que también suena divina, como tus oraciones.
El edificio, del siglo XIX, sirve, además de como lugar de culto, para albergar conciertos, conferencias, festivales de música y cine y todo tipo de eventos. Y se ha ganado una buena reputación gracias a su acústica. Quizá eso sea lo que ha llevado a artistas como la propia Adele, Beck, Elton John, Patty Smith y el mismísimo Noel Gallagher, entre otros, para celebrar allí sus conciertos.
De cantar, cantera
Vale, sí, el juego de palabras es malo, pero reconoce que está bien traído para hablar del siguiente escenario loco donde dar un concierto. Hablamos de Dalhalla, que suena muy vikingo. Se trata de una vieja cantera de piedra caliza ubicada en el corazón de Suecia. Cuando en los años 80 dejó de funcionar como tal, hubo que buscarle una nueva utilidad, y oye, qué mejor que convertirla en un anfiteatro que albergara todo tipo de eventos.
Dicen en su web que durante el verano se celebran espectáculos que atraen a más de 100.000 visitantes, que ya son visitantes. Y que allí han actuado artistas tanto suecos como internacionales, pero el concierto que batió todos los récords fue el de Kiss en 2023, con 6.156 espectadores.
The Love Boat (o lo que sea)
Hablando de los Kiss, cuando te has pateado ya tantos escenarios como ellos, normal que te apetezca buscar otra cosa donde dar rienda suelta al metal que llevas dentro. De ahí lo inventarse un crucero —el The Kiss Cruisse— una vez al año. Además de los Kiss, que para eso le dan nombre, actúan otros grupos invitados y se organizan un montón de actividades para tener a los groupies entretenidos los cinco días que dura la travesía.
San Miquel’s Day
Y ya que estamos en el mar, sigamos pegaditos a él, porque allí, a las orillas del Mediterráneo, tendrá lugar el San Miquel’s Day, el festival de música que organiza Cervezas San Miguel. Este tuvo lugar el pasado 28 de septiembre en Port Sant Miquel, en Ibiza. La excusa era celebrar San Miguel y su famoso veranillo, aunque podría haber sido cualquiera con tal de seguir disfrutando de la música y la fiesta. ¡Lo que nos cuesta decir adiós al verano!
Un fiestón en la playa en el que participaron Juan Magán, Carlos Jean, la DJ Carmen de la Fuente y el grupo local Morning Drivers, donde hubo de todo: desde un espectáculo de drones y letras de fuego, hasta un corner de maquillaje para que el personal se tuneara con un look festivalero y foodtrucks de hosteleros locales para calmar el gusanillo que da tanto baile.