Buscar vuelo». «A ver qué sale». «¡Uy! Muy caro. Mira un día antes o un día después». «Están igual». «¿Y si pones más escalas?». «¿Cuántas?». «Bueno, mejor pon en otro mes». «Nada. Casi lo mismo. Y eso que puse en miércoles». «La otra vez estaban a mejor precio, ¿para qué día pusimos?» «Ya no sé…».
La situación te suena. A la hora de buscar las mejores ofertas de viaje, tú solo te vas apañando como puedes, profesionalizándote poco a poco en la tarea de investigación en la que te iniciaste siendo un Erasmus. Y siempre dos cabezas son mejor que una, así que le dices a tu novio que te ayude a buscar.
Los creadores de la empresa californiana Flightfox pensaron que esas dos cabezas elevadas a decenas, o centenares, cada una con su respectiva computadora en frente, serían mucho más efectivas para dar con el itinerario ideal. Su idea no es otra que poner las consultas de vuelo de los usuarios a concurso entre su casi millar de expertos. Promesa de recompensa para el mejor buscador de todos.
«Funciona de la siguiente manera», responde a las preguntas de Yorokobu un portavoz de la empresa. «Si un usuario tiene un largo viaje, un viaje corto o incluso un viaje en tren, puede mandar una solicitud de viaje. Nuestros expertos, después de revisar la solicitud y las primeras condiciones planteadas, hacen las preguntas necesarias para saber sus posibilidades u opciones, y acto seguido, se ponen a trabajar tan duro como puedan para encontrar los mejores vuelos».
La diferencia con los actuales buscadores de vuelo es tanto la especialización del buscador humano, que prácticamente se convierte en un agente de viajes particular dentro de la plataforma, como la amplitud de preferencias que tiene el viajero.
Después de que el usuario interesado suministra la información sobre el itinerario deseado y aclara algunas preferencias (como la voluntad de volar en cualquier línea aérea, la tolerancia de escalas largas, o las especificaciones como fechas, equipaje, mascotas, etc…), Flightfox envía la solicitud a sus más de 900 agentes buscadores, a los que denominan expertos. Es ahí cuando comienza el concurso entre estos rastreadores que están ubicados por muchas partes del planeta.
El que venga con la mejor opción en el transcurso de tres días gana hasta un máximo de 75% de los honorarios del buscador, según información publicada en The New York Times.
«Nuestra aplicación trabaja con un mercado de expertos de vuelo genuinos. Estos expertos tienen una extraordinaria y profunda comprensión de enrutamientos de vuelo, programas de fidelización y del precio de las tarifas aéreas», explica el portavoz. «El equipo se sitúa por todo el mundo. Hemos trabajado desde Montreal, Sydney, San Francisco, Berlín, Managua, Tallin y muchas otras ciudades. Siguiente parada: tal vez algún lugar de Asia, Oriente Medio o donde los vuelos baratos nos lleven».
Opinan los creadores que «ningún motor de búsqueda da toda la información necesaria». De todos modos, por si los clientes astutos, piden a los viajeros que ya han encontrado un buen precio por su cuenta que lo dejen claro desde el principio para solo adjudicar los honorarios al experto en caso de que consiga reducirlo.
Tras su salida al mercado, han llegado a la conclusión de que la mejor manera de ganar dinero para vivir es «centrase fanáticamente en la satisfacción del cliente». De ahí su idea, y su incentivo, de ponerse a pelear entre ellos por encontrar la mejor oferta para un anónimo viajante. «Se trata de viajar más lejos, más amplio, mejor y más barato. Ahorrarse acabar en un viaje de poco tiempo y mucho dinero y dejárselo a los profesionales, que funcionan porque buscan durante todo el día, todos los días, para convertirse en los que más sepan sobre este tema en la Tierra».
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