Era un «payo de sainete» aquel al que le dieron una carta y, como no sabía leer, «después de haberla refregado varias veces con el codo» salió diciendo: «y yo bien leería sino fuera que me estorba lo negro». La anécdota la recogía Modesto Lafuente en su periódico Fray Gerundio allá por diciembre de 1843. Si embargo, el analfabetismo no era ni mucho menos algo anecdótico en aquella España. Para más del 80% de la población «lo negro» en los libros era también un estorbo.
Salvo escasas excepciones alejadas del formato convencional, el contenido de los libros era algo que sólo aquellos privilegiados, instruidos en la práctica de la lectura, podrían disfrutar. Pasaron los años y el número de personas que no sabían leer fue cayendo en los países desarrollados. El libro se convertía en un producto de gran consumo y su formato de texto e imágenes se estandarizaba. Los autores y editores que se atreven con algo excepcional siguen siendo hoy precisamente eso, algo excepcional.
Ha sido la literatura para niños la que más se ha atrevido a experimentar con nuevos formatos como vía para acercarse a sus lectores y también a los que lo serán en un futuro. Libros ilustrados, con textura, sonidos, pop-ups, dioramas… abarrotan las estanterías infantiles de librerías y bibliotecas.
«Los niños tienen una relación con los libros más táctil que los adultos. En especial cuando aún no pueden leer por sí mismos, creo que su experiencia de un libro es diferente y aprecian mucho el formato».
Por eso, Claudio Ripol y Yeonju Yang, español él y coreana ella, dirigen sus libros al público infantil. Desde el estudio de diseño londinense YangRipol han creado Owl & Dog, una editorial independiente con la que, dicen, están interesados en «el libro como objeto». «Venimos al mundo editorial desde un ángulo poco convencional. Con una experiencia en diseño de producto estamos interesados en el libro como objeto, cuestionamos los formatos habituales del libro como continente estandarizado de textos e imágenes», nos cuenta Ripol.
Su primer título es Guess Who!, un pack de tres libros que en realidad son tres adivinanzas. «Cada libro se puede abrir de formas diferentes, sin alterar el ritmo o las rimas. Cuando el libro está desplegado y se da la vuelta, la respuesta se revela en forma de máscara».
Cuentan desde Owl & Dog que sus libros están diseñados para ser leídos de una forma libre y creativa. «Estamos interesados en difuminar la frontera entre libro y juego, y en potenciar la teatralidad del acto de leer un cuento a un niño o niña, en sí mismo un acto creativo de improvisación y comedia».
En este primer trabajo, ellos mismos se han encargado tanto del diseño como de la ilustración y de los textos, aunque para próximos proyectos esperan contar con la colaboración de otros diseñadores y artistas. De momento, sus libros están escritos en inglés aunque no descartan escribir algún día en castellano o ceder licencias para publicar en España.
Una respuesta a «Elefantes y monos que se leen y cuestionan el formato del libro convencional»
[…] eso es de esas editoriales que prefieren los libros-objeto o libro-juguete a los convencionales. «La mayoría de los formatos son abiertos, dan margen a continuar la historia […]