Es posible que penséis que ya lo tenéis todo hecho, que cumplidos más de 350 días del año, lo que queda es lo más sencillo. ERROR.
Según un estudio publicado por la Universidad de Velefique, la posibilidad de morir en la última semana de 2015 aumenta exponencialmente gracias a la proliferación de factores de riesgo tales como tu cuñado, la fruta escarchada y las cestas de navidad low cost que tanto se estilan en época de crisis (suponiendo que aún recibas).
Como a un servidor le gusta hacer el gilipollas como al que más, aquí van unos consejos para acabar el año vivo. Porque morirse es chungo, pero morir en Navidad le jode las fiestas a tus familiares para siempre y, salvo que seas un sádico, es algo aún peor.
Sobrevive a tu cuñado
1.- Si eres del PSOE, huye de las cenas. Porque, amigo, amiga, este año se ha puesto chunga la cosa. Hasta hace poco más de un año, tu némesis era únicamente ese cuñado del PP que se queja de lo complicado que es ser autónomo, de que con el Islam no te atreves a hacer gracietas y de que como en España, no se vive en ningún sitio. Ahora, tienes un cuñado del PP, otro de Ciudadanos y otro de Podemos. Y todos, por diferentes motivos, van a por ti.
2.- Si eres de Ciudadanos, huye de las cenas. Porque si no eres capaz de detectar quién es el cuñado de la reunión, es que eres tú y, precisamente por esa condición, todos van a por ti.
3.- Si eres del PP, huye. Por favor, bien lejos. Ya sabes por qué.
4.- Si eres de Podemos, cállate de una vez. Por favor. Sabemos que vienes a salvarnos a todos pero no hace falta que nos des la noche recordándolo cada cinco minutos.
5.- Si eres de Unidad Popular, necesitas un abrazo. No tengas miedo a dejarte querer.
5.- Si eres de UPyD… Ah, no. No hay nadie de UPyD.
Cuida la dieta
Comer mal mata, aunque parezca increíble. A ese hecho, hay que añadir la lucha con el sentimiento de inmortalidad que tenemos. Pensarás: «Si llevo todas las navidades comiendo como un regimiento de la legión, bebiendo una media de dos botellas diarias de ginebra con cosas y esnifando 2 gramos de speed cada noche que salgo de casa, ¿cómo es posible que el colesterol pueda matarme?». Puede. Y además, llega sin avisar como puede apreciarse en este GIF.
Rechaza a Satán
Te preguntarás cómo se detecta la presencia del maligno, primer paso para tratar de huir de su influjo. Es sencillo. El diablo es un ser mutante y polimorfo. Sus encarnaciones son variadas. Pero en Navidad no falla: se materializa en forma de fruta escarchada, de peladillas y del orujo de hierbas que te sirven después de la cena de empresa.
Aunque no hay prueba científica de ello, se sospecha que, en caso de encarnarse con apariencia antropomorfa, su aspecto sería muy similar a la de tu cuñado, el que votaba a Vox porque «el Partido Popular lleva una deriva hacia la izquierda radical que es intolerable».
No te pongas cosas raras en la cabeza
Se conoce que una de las más frecuentes causas de muerte en estas fechas se produce por sobrepasar los límites de estupidez recomendados por la OMS. La estupidez mata y yo, lo admito, me la estoy jugando escribiendo este artículo. Por tanto, si tu cuñado o algún viejo amigo te propone comprar un gorro de elfo, Santa, reno, una polla con hojas de acebo o un gorro de bruja, has de saber que está intentando acabar con tu vida utilizando la ancestral técnica de muerte por estupidez. Ojo con eso.
No a la cabalgata de Reyes
Si conseguimos evitar esta cita trascendental del calendario navideño habremos eliminado de un plumazo el 90% de posibilidades de que venga a buscarnos la Santa Compaña.
En el tradicional desfile de la Noche de Reyes uno puede fallecer:
1.- Por aplastamiento de la marabunta de abuelas de España.
2.- Por conmoción cerebral si el caramelo lanzado desde la carroza acierta en el punto preciso
3.- Por caída desde el punto más alto de las escaleras portátiles que hemos llevado para ver el paso de los reyes desde detrás de las 19 filas de personas que han llegado seis horas antes que tú.
4.- De asco.
Si aprecias tu vida, sé republicano al menos en lo que a cabalgatas se refiere. Y si no queda más remedio que ir, equípate de manera apropiada a la situación.