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Hostia un Libro: literatura y tortas ricas

– Póngase en esa cola y espere su turno.
– ¿Para quién es?
– Para mi cuñada Manoli
– «Para Manoli, con todo el cariño del mundo, Juan Manuel».
– Gracias, señor De Prada. Hasta el año que viene.
– ¡Siguiente!

Y así, año tras año, caseta por caseta, se desarrolla la Feria del Libro en Madrid. Es genial. Celebrar que los libros existen y pasear entre ellos es algo que no se debe dejar escapar. Pero la gracia es celebrar como Dios manda, en el más amplio sentido lúdico de la palabra.
Así lo pensaron los organizadores de Hostia Un Libro, un encuentro en torno al mundo editorial que, qué diablos, es según sus organizadores una excusa para divertirse, «charlar, conocerse o ayudarse. Se crea mucha camaradería, todos los asistentes están peleando por cosas parecidas», explica Alberto Haj-Saleh, que responde a esta entrevista aunque señale que la organización de HUL es «un ente policéfalo».

La cosa comenzó el pasado año de cerveceo, que es como comienzan las historias bonitas. El propio Haj-Salej se contraba junto a Francisco Serrano, Elisabeth Falomir y Pedro Toro —sus coequipiers— cuando comenzaron las bromas. «Pedro empezó a bromear con la doble vertiente que tiene Elisabeth, que en aquel momento era editora y además luchadora de wrestling. De ahí, surge la idea de hacer una feria del libro que una las dos cosas: pequeña edición y hostiejas secas. Tendría que llamarse ¡Hostia un libro!», cuenta el organizador.
Pasada la resaca, lo que parecía cachondeo había tomado forma. «Pedro nos mandó a todos un dossier con la idea y nos pusimos a ello. En siete semanas lo montamos todo».
Ninguna intención es inocente. Por eso, los organizadores de HUL situaron su cita muy poco después de la oficialísima Feria del Libro de Madrid. «Queremos ser justo eso, un «off» Feria del Libro. Uno de los objetivos es vivir la edición y la literatura también como algo puramente lúdico, como algo divertido. Rompemos literalmente las rigideces: aquí no hay casetas sino mesas de manera que tienes a los editores muy juntos», dice Haj-Saleh.

 
El HUL se celebra el sábado 20 de junio en el Campo de la Cebada, aunque hay alguna que otra actividad previa a ese día. Más allá de que el espacio era el necesario, los organizadores esgrimen razones ideológicas para colocar allí su tinglado. «Muchas de las editoriales que vienen son autogestionadas, funcionan en cooperativa. También los deportes que presentamos: la Triple W, que vino el año pasado, es una asociación autogestionada para la difusión de la lucha libre; las Black Thunders, que es el equipo de Roller Derby que viene este año, también son un club autogestionado que sobrevive con lo que sacan de camisetas y cosas así, y que se dedican a difundir su deporte. La Cebada tiene el espíritu justo del HUL».
80 editoriales con mandanga rica, «muchas de las cuales solo venden por internet o con distribución muy, muy reducida»; exhibición de Roller Derby con sus patines y, claro, sus hostiejas; talleres, cuentacuentos para niños —estos van sin hostiejas—, un comabte entre tres escritores que defenderán una obra literaria indefendible; monologuistas y música. Como dice alberto Haj-Saleh, «mejor que irse al campo un fin de semana».


Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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