Lecciones de economía básica: cuando un producto tiene mucha demanda y poca oferta, el precio sube; cuando la demanda de ese producto no está donde se produce, se exporta; cuando un territorio produce y exporta de forma frecuente, se convierte en potencia. Ahora cambiad «producto» por infografía y tendréis un retrato de España. Tenemos una enorme cantera de grandes infografistas que no encuentran acomodo en el sector mediático español, pero por los que andan locos por cazarlos más allá de nuestras fronteras. ¿Qué pasa entonces? Que hay muchos de nuestros infografistas copando puestazos en medios de comunicación internacionales y haciendo de España una referencia en el sector.
Como ves, no hacen falta ni dos tardes para saber algo de economía. Lo de aprender infografía ya es otra cosa.
«Menos McLuhan y más cartografía, Adobe, Java Script y CSS en las aulas». Lo dice Samuel Granados, exjefe de infografía de La Nación en Argentina y actual senior graphics editor en The Washington Post. «Lo que más me jodía de la Facultad era que te formaban para ser redactor y punto, no veías más allá, y el periodismo tiene mil facetas, donde la infografía es una de ellas. Lo importante es lo que quieras contar, lo demás son lenguajes». Lo dice Artur Galocha, otro expatriado. Desde principios de año está con su compañero Diego Quijano montando el equipo de infografía de Il Corriere dello Sport en Roma. Dos de un montón de expatriados voluntarios.
Una de las claves está en eso también para Alberto Cairo, director de visualización del Center for Computational Science, profesor de la Universidad de Miami y exdirector de infografía en Editora Globo en Brasil: «Yo acabé de estudiar sin saber casi nada más que escribir, mientras ahora en EE UU se prepara a los alumnos para que puedan ponerse a trabajar en una redacción moderna». Y eso, explica, es más que escribir: «Hay que tener conocimientos de vídeo, audio, estadística, periodismo de datos, visualización…», aunque muchas veces haya que adquirir esos conocimientos por uno mismo, fuera de las aulas.
[pullquote class=»right»]«Menos McLuhan y más cartografía, Adobe, Java Script y CSS en las aulas» (Samuel Granados)[/pullquote]
La primera paradoja es esa. En la facultades españolas no se suele enseñar infografía, aunque hay demanda y a pesar de la que cae. «Es raro el mes que algún compañero no me pregunta por alguien para unas prácticas o un puesto de trabajo porque el porcentaje de gente formada es muy bajo respecto a lo que se necesita», explica Granados. Hay demanda, pero no tanta en España. Y abundan los infografistas españoles buenos, pero muchos de ellos están fuera.
Parece un chollo entonces, pero no es tanto. «Si lo que los estudiantes quieren es ser ricos, no lo van a ser», dice Chiqui Esteban, director de gráficos de The Boston Globe, adonde se fue desde España en 2012. Eso sí, reconoce que se cobra más que un redactor medio «por aquello de ser un bien escaso». Corrobora la visión otro expatriado, Pablo Gutiérrez, editorial designer en la BBC: «La base para que haya tanto movimiento en este mundillo es el déficit de infografistas». «Además —continúa— es una profesión muy divertida en la que vas saltando de un tema a otro en función de la actualidad». «Si te gusta el periodismo, nada como gráficos para estar en todos los tinglados», remata Esteban. «Si hay Juegos Olímpicos, va a haber gráficos; si hay un atentado internacional, gráficos; si hay una crisis, gráficos y más gráficos. Para bien o para mal no te pierdes una», completa.
Entonces hay demanda, se paga algo mejor —sin pasarse— y hay trabajo. ¿Cómo es posible que la española sea una escuela de infografistas, si son los medios extranjeros los que acogen a los profesionales españoles? Casi todos los entrevistados coinciden en mirar hacia el norte y hacia atrás en el tiempo. Por una parte, a la Universidad de Navarra, que acoge desde hace años un certamen anual de infografía que ha servido para hacer de España una referencia, los premios Malofiej, y que ha contado con académicos de interés en el mundo de la visualización, como Juan Antonio Giner o Miguel Urabayen; por otra, el inicio décadas atrás de una Escuela de Infografía en El Correo de Bilbao.
«Hemos tenido la suerte de contar con referentes como Fernando Baptista, hoy en National Geographic, o Javier Zarracina, actualmente en Los Ángeles Times, que fueron auténticos propulsores de la infografía en prensa escrita a nivel mundial hace más de 20 años». Lo dice Alberto Lucas en referencia a El Correo, y lo hace desde Hong Kong, donde trabaja como senior visual journalist en el South China Morning Post. «Se convirtieron en fuente de inspiración para muchos medios de comunicación y profesionales. Del mismo modo, fueron de los primeros en animarse a dar el salto hacia redacciones extranjeras y hoy en día sus trabajos continúan siendo una fuente de inspiración», añade.
[pullquote class=»left»]«Si lo que los estudiantes quieren es ser ricos haciendo infografías, no lo van a ser» (Chiqui Esteban)[/pullquote]
Gutiérrez recuerda desde Londres que desde «los ochenta hemos venido haciendo los primeros gráficos por ordenador en España, como el trabajo de Mario Tascón o Tomás Ondarra. Esos son los cimientos que yo recuerdo y de los que me hablaron cuando empecé en esto a finales de los noventa. A partir de ahí el primero que recuerdo en salir de España es a Alberto Cairo; después, otros, como Xaquín González, Rafa Höhr… y muchos que me dejo en el tintero».
El propio Cairo tiene también su lista de referencia. Según explica, en España se apostó mucho por la infografía en los noventa, momento en que sí fuimos punteros, con la primera guerra del Golfo. Su teoría es que dicho conflicto «llevó a muchos medios de comunicación a invertir en infográficos porque no había acceso a muchas fotografías». Destaca que por aquel entonces convergían nuevos medios con interés por la visualización, como El Mundo, con otros en crecimiento, como El País, y da nombres como los de Rafa Estrada o Juan Velasco.
Galocha añade aún más nombres al listado: «El ejemplo es La Voz de Galicia, un periódico autonómico que apostaba mucho y bien por la infografía y del que salieron Xaquín González o Álvaro Valiño (ambos trabajando para National Geographic) o Chiqui Esteban». Y recuerda tiempos pasados: «A mí me tocó una generación cojonuda cuando empecé a trabajar en 2005 en elmundo.es», aunque reconoce que ahora no sería lo mismo.
Que ahora no haya tanto interés por la infografía en España «tiene que ver con la crisis y con los recortes», explica Cairo. «Los medios han perdido a profesionales de altísimo nivel y las secciones de infografía están un poco de capa caída». Por eso dice que «fuimos punteros, pero ya no lo somos».
Esa edad dorada llegó hasta 2002 o 2003 y también «un par de años más en infografía online gracias a gente como Mario Tascón, que creó la sección de infografía en El Mundo, primero, y después en El País, o a Gumersindo Lafuente, que ocupó su lugar». Tan punteros que medios estadounidenses de referencia lo hacían peor que nosotros. «Lo que pasa es que son locomotoras, no solo por la inversión, sino por el perfil de personas que contratan; no solo diseñadores o ilustradores, sino también desarrolladores y programadores que ayudan a crear nuevos productos». El resultado hoy en día es que The New York Times, The Washington Post o The Boston Globe «nos llevan la delantera con muchísima ventaja».
Entonces, ¿qué hace diferente el modo de trabajar de otros lugares? Que hay dinero para hacer infografía, que los equipos son más grandes y que se trabaja de otra forma. Chiqui Esteban da tres claves. La primera, el respeto: «A los infografistas se les considera periodistas y la opinión del jefe de gráficos en su campo es tan válida como el de nacional en el suyo». La segunda, el apego por el rigor: «Errar es más grave. En España si te equivocas parece que mañana será otro día, mientras que aquí el más mínimo fallo es un drama bastante gordo». La tercera, el tiempo.
Granados desde Washington y Gutiérrez desde Londres coinciden. El primero destaca la planificación con la que se hacen las cosas: «Todo está mucho más medido y no se improvisa tanto. En el equipo de gráficos hay tareas muy definidas, cuando lo normal [en España] ha sido siempre trabajar en grupos más pequeños y con perfiles más todoterreno». Gutiérrez incide en «la obligación de ser creíble». Asegura que no hay trabajo pequeño, «desde el gif estático hasta el gráfico más sofisticado se contrastan hasta la saciedad. A veces es desesperante. Ya sé que muchos dirán que eso es gracias a que nos lo podemos permitir debido al numeroso equipo humano, pero encuentro que esto es una idea que tienes que tener presente, incluso si trabajas solo. Básicamente entendemos que sin credibilidad no hay confianza. La audiencia se hace respetando a la audiencia».
No son esas las únicas diferencias que condicionan el producto en un momento en el que el periodismo en general y los medios en particular atraviesan una crisis generalizada que, como pasa con la economía, es más intensa en España. «Cualquier persona de la edad que sea y lleve el tiempo que lleve trabajando, si tiene que aprender HTML, porque es lo que toca, lo aprende. Sin quejas ni problemas», señala Esteban desde Boston. Definitivamente, no como en España.
Y claro, así no hay forma de volver. A la pregunta de si se plantean emprender el camino de regreso o antes tendrán que llover diamantes del cielo, la mayoría opta por los diamantes. La calidad del trabajo, las ganas de seguir aprendiendo y el estado del sector mediático en España les echan para atrás.
[pullquote class=»right»]En España se apostó mucho por la infografía con la primera guerra del Golfo. Dicho conflicto «llevó a muchos medios de comunicación a invertir en infográficos porque no había acceso a muchas fotografías»[/pullquote]
«Volver es una ilusión latente», cuenta Lucas desde Hong Kong, «pero no una obsesión. Ya llegará. Antes hay todo un mundo por descubrir y en el que intentar triunfar profesionalmente. Suena triste, pero por lo menos en mi caso, la motivación por la que volver a España se aleja cada vez más del ámbito profesional. La única razón de peso para regresar a día de hoy sería la emocional». Y no, no suena triste, sino repetido, porque lo mismo dice Chiqui Esteban: «En lo profesional no hay color. Si volviera no será porque crea que vaya a trabajar mejor, sino por motivos personales o familiares».
Granados, que acaba de aterrizar en Washington desde Argentina, dice más de lo mismo: «No por ahora, mil cosas que aprender y luego ya veremos». «Las oportunidades aquí en EE UU son distintas, mucho mayores. No es que en España no existan, pero aquí tienen un tamaño y una ambición mucho mayor», comenta Cairo desde Miami, emplazando su regreso a cuando se jubile.
Aunque siempre hay opiniones para todos los gustos. Galocha y Quijano sí se preparan para hacer las maletas y emprender el camino de regreso con un reto mayúsculo en mente: sacar la infografía de los grandes medios que ya no apuestan por ella y llevarla a revistas, medios independientes, webs…
En la misma línea optimista se mueve Alberto Cairo. «Otros medios de comunicación están tomando la iniciativa, como eldiario.es, haciendo cosas pequeñas, volcadas en periodismo de datos, y al tiempo en que medios tradicionales empiezan a volver a avanzar, como la sección de infografía de El País». «Hay esperanza», asegura. Y, por lo visto, trabajo, aunque no necesariamente en España.
GRÁFICOS FAVORITOS
Chiqui Esteban
Director de gráficos de The Boston Globe. Vive en Brookline (EE UU). Fuera de España desde 2012
Cuáles son tus tres infografías de referencia (que no hayas hecho tú)
¿Y cuál es el trabajo que más te ha gustado hacer?
En cuanto al gráfico del que me siento más orgulloso creo que sería un trabajo en equipo que hicimos en el Globe tras las bombas del Marathon. La semana después de la captura queríamos sacar un suplemento de domingo con toda la historia contada en un texto de principio a fin, cronológicamente, y aportando nueva información. Todos los faldones del suplemento eran una línea temporal con gráficos explicando detalles de cada hecho. Creo que el producto final, hecho contrarreloj, fue una obra de primera clase fruto de un trabajo en equipo entre infografistas, diseñadores y redactores de un nível periodístico que nunca había visto en una situación bastante delicada. Aquí el resultado
Samuel Granados
Senior Graphics Editor de The Washington Post. Vive en Washington (EE UU). Estuvo antes dos años como jefe de infografía de La Nacion, en Buenos Aires
Cuáles son tus tres infografías de referencia (que no hayas hecho tú)
¿Y cuál es el trabajo que más te ha gustado hacer?
Me siento muy orgulloso de las colaboraciones que he hecho con el reality news de Mongolia, uno de los pocos medios que ejerce el periodismo de una forma libre en España.
Alberto Lucas
Senior Visual Journalist en South China Morning Post. Vive en Hong Kong. Fuera de España desde 2013
Cuáles son tus tres infografías de referencia (que no hayas hecho tú)
Propio
Me quedo con Under the sea, que fue elegida como la mejor infografía publicada en toda Asia en 2013 por la SOPA (Society of Publishers in Asia). Este reconocimiento me hizo especial ilusión porque llevaba escasos meses trabajando en un país distinto, con idiomas distintos, con métodos de trabajo distintos. Así describo la infografía en mi web: «Si todo el hielo de los polos se derritiera, el nivel del mar subiría más de 65 metros a nivel global, alterando todas las líneas costeras. Así quedaría Hong Kong bajo ese escenario».
Pablo Gutiérrez
Editorial Designer en la BBC. Vive en Londres. Fuera de España desde 2012.
Hechos por otros
¿Y cuál es el trabajo que más te ha gustado hacer?
Artur Galocha
Infografista de El Corriere dello Sport. Vive en Roma. Fuera de España desde principios de año.
Cuáles son tus tres infografías de referencia (que no hayas hecho tú)
¿Y cuál es el trabajo que más te ha gustado hacer?
Alberto Cairo
Director de visualización del Center for Computational Science, profesor de la Universidad de Miami y exdirector de infografía en Editora Globo en Brasil.
Cuáles son tus tres infografías de referencia (que no hayas hecho tú)
¿Y cuál es el trabajo que más te ha gustado hacer?
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