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Jessamyn Stanley hace yoga, te guste su cuerpo o no

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En 2006, Estados Unidos era el segundo país del mundo con mayor población de obesos, solo superado por China. Sin embargo, es como si los obesos en Estados Unidos no existieran.

Aunque se les vea por las calles, no son visibles en el sentido de ser aceptados. Al hecho de que sus cuerpos se alejan del canon estético dominante, el estigma social que asocia esos kilos de más a la gula y la holgazanería, transmite el mensaje de que es mejor no mostrarse. Esto supone no ir a la piscina, no ir a la playa, no ir al gimnasio, no ir a clases de yoga.


«Mi primera experiencia con el yoga fue un infierno en la tierra. A los 16 años, mi tía me animó a acompañarla a una clase de Bikram yoga. Para los que nunca lo hayáis intentado, Bikram es una serie de 26 posturas realizadas en unos 90 minutos en una habitación muy caliente. ¿Cómo de caliente? Unos 40 grados. Ni que decir tiene que durante los años siguientes fui una furibunda antiyoga», explicaba Jessamyn Stanley.

Esta mujer negra y obesa, como ella se define, ha comenzado hace unos años su particular cruzada por la visibilización de los cuerpos obesos en el yoga. Después de esa primera experiencia traumática, en 2011, un amigo le animó a que comprase un abono mensual para un centro de Bikram. A pesar de la comprensible reticencia inicial, Jessamyn Stanley no solo asistió a todas las clases de ese mes, sino que comenzó a trabajar en el centro de yoga a cambio de clases gratis.


Cuando Stanley tuvo que mudarse a otra ciudad, abandonó el trabajo y la práctica académica del yoga. Sin embargo, continuó haciendo las posturas en su casa y compartiendo sus conocimientos con otros aficionados a través de internet. El siguiente paso fue abrir su propio canal de Youtube y una cuenta en Instagram.

En la actualidad Jessamyn Stanley tiene más de 300.000 seguidores en Instagram, más de 13.000 suscriptores en su canal de Youtube y más de 115.000 amigos en Facebook. Un público más que suficiente como para que marcas como Calvin Klein le envíen ropa gratis, como para que marcas de cosmética le envíen muestras gratis y como para que una editorial le propusiera publicar su propio libro de yoga.

Titulado Every Body Yoga (un juego de palabras que sugiere «yoga para todos» o «yoga para cualquier tipo de cuerpo»), la obra está resultando un éxito de ventas, hasta el punto de haber alcanzado el puesto número 15 de la lista de libros de esa categoría en Amazon.


La popularidad obtenida por el libro no es tanto por su contenido. La propia Jessamyn Stanley reconoce que no es una experta en la materia. Su valor fue bien resumido por la crítica que hizo del libro la revista Time: «Treinta y seis millones de personas practican yoga en los Estados Unidos y Jessamyn Stanley sabe que no todos tienen una talla 34».

Según declaraciones de la propia Stanley, «hay mucha gente, como gordos, ancianos, personas de corta estatura que practican yoga, pero no tienen ninguna visibilidad. Por eso, normalizar este tipo de yoga puede ser una herramienta para que se acepten y recuperen la autoestima».

https://youtu.be/4XNsgIcaDWM

El mejor ejemplo de ello es la cuenta de Instagram de la propia Jessamyn Stanley. «La práctica de mis asanas de yoga no es algo bonito. Hay sudor, llantos, caídas… Para muchos de nosotros, la práctica del yoga es complicada. Me refiero a que, cuando ves Instagram, todo parece muy bonito y divertido, pero en realidad la vida es una mierda bastante diferente».

A pesar de todo, Jessamyn Stanley continúa practicando yoga y animando a los demás a hacer lo mismo en seminarios, a través de las redes o con la gira de promoción de Every Body Yoga, libro cuyo subtítulo es tan directo como «Olvídate del miedo, súbete a la esterilla y ama tu cuerpo».

Sus ganas de hacer del yoga una cosa cercana y asequible le llevan a proponer a sus seguidores que no gasten demasiado dinero en equipamiento. Que agarren lo primero que encuentren por casa y comiencen a hacerlo ya.

«Mis dos primeros bloques de yoga fueron dos cajas de teléfono móvil unidas con una cinta de embalaje. Luego los cambié por un pack de VHS de Star Wars también unido con cinta adhesiva. Para las correas de yoga he utilizado desde una bufanda vieja, a una correa hecha por mi madre a mano o una correa de perro».

https://youtu.be/YuKItW-KESo

Para Jessamyn Stanley lo de menos es el cuerpo o la equipación. Lo verdaderamente importante es normalizar los cuerpos fuera de los criterios estéticos actuales. Según ella, ese es el primer paso para que esas personas mejoren su salud.

«No debes decepcionarte de ti mismo y mucho menos por cuestiones referentes a tu cuerpo. De hecho, si usas tu cuerpo como excusa para no hacer yoga, te estás provocando un grave perjuicio a la salud. El asunto no es preguntarse no “¿Cómo me veo?” sino “¿Cómo me siento?”», concluye Jessamyn Stanley.


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