Esa frase es, seguramente, algo que a cualquier ser humano le gustaría escuchar algún día. Hace unos meses leía «hacer el bien es bueno para los negocios» y cómo Richard Branson hablaba sobre esta teoría. Hace tiempo fantaseábamos con Minority Report y su pantalla interactiva con los gestos. Poco tiempo después tenemos un aparatito llamado Kinect que permitiría hacer muchas más cosas al agente John Anderton.
La realidad a veces nos da estas sorpresas. Recientemente, Microsoft ha liberado el paquete de herramientas para que cualquiera pueda dar la aplicación que se le ocurra a su tecnología.
Dos grupos de estudiantes de diferentes universidades han comenzado a investigar posibles soluciones para acabar con la ceguera, una discapacidad que afecta de un grado u otro a 285 millones de personas en el mundo.
La tecnología aún no es muy «amigable con este tipo de problemas. De hecho, todo está basado para convertirse en una experiencia sensorial. Apps, juegos, siris, control gestual. Pero, ¿qué ocurre si no posible tener nuestra experiencia sensorial completa?
Esta pregunta es la que ha llevado a estos estudiantes a comenzar a desarrollar la idea. De hecho, los proyectos son aún muy rudimentarios y no presentan tratamiento en aspectos como el diseño, pero abren una puerta a las posibilidades que la simple tecnología de Kinect, en un principio ideada para el entretenimiento, puede ofrecer para mejorar el mundo.
Quizás pronto alguna empresa, proyecto, ONG o marca desarrolle esta idea para que la ceguera pase a ser algo del pasado.
Quizás surjan más ideas que ayuden a acelerar la lucha contra esta discapacidad. Podemos fantasear porque ya hemos visto lo rápido que la tecnología sobrepasa nuestra imaginación. Utilizar la tecnología para mejorar el mundo entre todos, bonito. Cada vez suena menos utópico, ¿no? 🙂
Oliver Henares es director de planificación estratégica en Young&Rubicam