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Una vía ciclista 'patrocinada' para recuperar espacios verdes en Bangkok

La ciudad de Bangkok tiene ocho millones de habitantes censados (14 en su área metropolitana) y más de ocho millones y medio de coches. El tráfico se ha multiplicado exponencialmente en los últimos años mientras que las infraestructuras apenas se han mejorado, lo que da como resultado una de las metrópolis más impracticables, contaminadas y atascadas del continente asiático. Una pesadilla para cualquier ciclista.
Quizá por eso, cuando los responsables de la agencia danesa de urbanismo Copenhagenize recibieron el encargo de mejorar la green track, se quedaron impresionados. Casi 24 kilómetros de sinuosa carretera rodean el principal aeropuerto de Bangkok. Tiene dos carriles, cuatro metros de ancho y un distintivo color verde intenso que justifica su curioso nombre.
Pero a diferencia de la mayoría de carreteras asiáticas, aquí no hay barullo, no hay cláxones. Solo el sonido penetrante de las bicicletas cortando el viento, aderezado de vez en cuando por el rugido de un avión aterrizando. La green track es una vía ciclista, una de las mejores del mundo. Recorre el foso construido alrededor del aeródromo de Bangkok para evitar inundaciones. La misión de Copenhagenize no ha sido construirlo. «La carretera ya había sido pavimentada cuando llegamos», reconoce Mikael Colville-Andersen, CEO de Copenhagenize y uno de los tres miembros del equipo que ha viajado hasta Tailandia. Su misión es «llevarlo al siguiente nivel», mejorar las instalaciones, la experiencia del usuario y crear una imagen internacional del mismo. Básicamente desarrollar uno de los proyectos más interesantes que se hayan hecho últimamente alrededor del mundo de la bicicleta.

El proyecto parte del Siam Commercial Bank, el segundo banco más grande de Tailandia. «Puede que sea el proyecto de un banco», concede Colville-Andersen, «pero la responsabilidad social puede realmente cambiar las cosas para mejor». Y parece que este es un buen ejemplo.
La carretera verde aún no está terminada, faltan proyectos de ludificación, de imagen y áreas de descanso para familias, propuestas que Copenhagenize no puede desvelar en detalle todavía. Pero a pesar de su estado inconcluso, esta vía ciclista ya se puede considerar un gran éxito. Era un espacio vació e inutilizado que ahora recorren diariamente 3.000 personas (cerca del doble cuando llega el fin de semana) y que se inscribe en una tendencia más amplia que está ayudado a potenciar.



«Un domingo por la mañana fuimos a la senda ciclista y había 6.000 personas. A las siete de la mañana. Eso son 6.000 personas haciendo ejercicio, 6.000 personas a las que les hemos dado un espacio al aire libre en medio de una ciudad contaminada», comenta Colville-Andersen.
«Creemos que eso es algo bueno, algo importante. Y la mastodóntica escala de este proyecto tendrá un efecto enorme en la conciencia pública y en las políticas de la ciudad». Puede que parezca una afirmación exagerada, pero rastreando la prensa local podemos comprobar que las palabras de este urbanista danés tienen poco de elocuentes y mucho de reales.
«Parece que Bangkok se haya convertido en un paraíso para ciclistas», reflexionaba la semana pasada el columnista Sirinya Wattanasukchai en el periódico local Bangkok Post. Una aseveración que tiene sentido en el microcosmos creado alrededor de la carretera verde o en el festival ciclista al que hacía referencia el periodista en su texto; pero fuera de estos oasis Bangkok se conforma más bien como el infierno de los amantes de las dos ruedas. De momento. El gobernador de Bangkok ya ha declarado públicamente su intención de cambiar esta realidad mediante la construcción de otras vías similares a la green track. «Nuestro trabajo está teniendo un efecto positivo», asevera Colville-Andersen. «No sucederá de un día para otro pero está sucediendo. Algo está cambiando»
Copenhagenize está especializado en ciclismo urbano. Combina el humanismo, el urbanismo y el diseño para cambiar las ciudades. Sus proyectos se desarrollan en todo el mundo, pero tiene una filosofía y una manera de entender el ciclismo como medio de transporte que donde mejor encaja es en Europa. Proyectos como sus aparcamientos para bicicletas en Copenhague o el estudio sobre los flujos de tráfico ciclista en Ámsterdam son un ejemplo de sus múltiples encargos. «No solemos trabajar con deportes y áreas recreativas, y eso es lo que ha hecho este proyecto tan interesante para nosotros», comenta Mikael Colville-Andersen. El uso de la bicicleta en Bangkok es residual. Es peligroso, pocos pueden permitírselo como un extra y solo aquellos que no consiguen comprarse un coche optan por este medio de transporte.

Por Enrique Alpañés

Periodista. Redactor en Yorokobu y otros proyectos de Brands and Roses. Me formé en El País, seguí aprendiendo en Cadena SER, Onda Cero y Vanity Fair. Independientemente del medio y el formato, me gusta escuchar y contar historias. También me interesan la política, la lucha LGTBI, Stephen King, los dinosaurios, los videojuegos y los monos, no necesariamente por ese orden. Puedes insultarme o decirme cosas bonitas en Twitter.

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