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La fiesta a cámara lenta de Bruton Stroube

Cuando uno entra en estas fiestas destroyer en las que el ritmo se acelera y no te das cuenta y ya son las 3 de la tarde del día siguiente, comienzas a plantearte muchas cosas en la vida. ¿Qué me ha llevado a esta situación? ¿Estoy yo ya para estos trotes? Lo cierto es que no todas las fiestas son así o, al menos, no todas comienzan así. El estudio creativo Bruton Stroube quiso probar su cabina Phantom de cámara lenta y utilizó para ello a todo hijo de vecino al que había invitado al sarao.
A partir de ahí, la consigna pasaba por hacer o dejarse hacer cualquier perrería: hostias, canela, agua, parafernalia lúdica diversa propia de fiestas como brillantina, confeti o tarta… Lo cierto es que si de lo que se trataba era de ver las posibilidades del invento, a mi me han abierto los ojos. ¿Para qué llenar tu fiesta en casa de borrachos cuando puedes llenarlo todo de porquería y grabarlo a cámara lenta?


Visto en Laughing Squid.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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