El vídeo del japonés que decidió freír su PSP le generó tal impacto que Henry Hargreaves decidió retomar el experimento… pero con algunas variaciones.
El fotógrafo quiso llevarlo a su campo. “Al japonés de la PSP no le fue demasiado bien y acabó haciéndose un lío pero la idea me encantó y pensé que el experimento podría ampliarse y fotografiarse”.
Hargreaves veía claras similitudes entre la comida rápida y la cultura tecnológica: “Ambas se devoran rápidamente y se descartan después”.
Como, según sus propias palabras, no tenía ningún interés en comprobar en su propia cocina qué le ocurre a una batería de litio cuando se la sumerge en aceite hirviendo y “tampoco soy tan rico como para poder echar a perder mis gadgets de esa manera”, Hargreaves decidió recurrir a dispositivos ‘de pega’.
Una vez fritas las reproducciones en gomaespuma, las inmortalizó con su cámara. Y el resultado parece que entra dentro de las expectativas que el fotógrafo y autor del libro de tetas en 3D confesó a Cool Hunting: “Quería adentrarme en el terreno de la pornografía alimentaria mediante la presentación de algo que resultase delicioso a la par que repulsivo”.