Lisa Park comenzó a imaginar el agua que contiene su cuerpo como un fluido voluble en función de sus emociones. Si conformaba más de la mitad de su cuerpo, ¿por qué no iba el agua a dejarse llevar por sus alteraciones como el resto de sí misma? Así que se propuso exteriorizar las olas que imaginaba en su interior. Como coreana, además, contaba con una expresión que refuerza la metáfora que acudía a ella cuando estaba contenta o enfadada: los coreanos tienden a acudir a una expresión que se traduce como ‘olas de la mente’ (‘maeum ui Mool-gyul‘) y Lisa Park se ha encargado de materializarla. La artista no provoca olas, pero gracias al neurofeedback, logra mover el agua con sus pensamientos y emociones.
Park lleva años explorando los caminos por los que circulan las emociones y la tecnología, con la finalidad de cruzarlos. «Todas las emociones cargan energías indescriptibles que resuenan en otras. Son vibraciones, como si se convirtiesen en eco», explica a Yorokobu.
Para materializar ese eco, Park desarrolló un proyecto que consta de dos partes: Eunoia y Eunoia II. Con ‘eunoia’, los griegos describían un estado mental en el que solo tienen cabida los buenos pensamientos y hoy es una de las palabras más cortas que contienen las cinco vocales. La primera parte de Eunoia fue una primera toma de contacto con el subconsciente en la que Park exploró las emociones más básicas. En un segundo intento mucho más ambicioso, la artista pretende reflejar hasta 48 emociones.
Para ello, Park coloca 48 recipientes de distintos tamaños con un poco de agua y utiliza biosensores. «En su libro Ética, Spinoza describe emociones y estados de la mente y el cuerpo relacionados con sentimientos y dice que todas las emociones derivan de tres emociones primarias: alegría, dolor y deseo. Llega a listar 48 formas de emoción, que incluyen esperanza, miedo, confianza, desesperación, odio, remordimiento, sobrestimación, desprecio, compasión, humildad, orgullo, desánimo, vergüenza, benevolencia, enfado, etc.», relata Park.
Las dos partes de Eunoia abordan las emociones como si de una explicación de Spinoza se tratase: de las más básicas a las más específicas; de cinco a 48. Dice Park que, en su trabajo, el agua se convierte en el espejo de sus emociones.
Park materializa sus pensamientos gracias a unos auriculares Emotiv EPOC, que transforman sus emociones en datos. «A diferencia de otros auriculares de ondas cerebrales (Neurosky o Muse), Emotive EPOC tiene su propio algoritmo, que analiza los estados emocionales del usuario», explica. Después, estos valores modulan el sonido: «Por ejemplo, cuanto más frustrada estoy, más intensa es la vibración del agua. El valor de la frustración está controlando el volumen del sonido. Como resultado, el agua responde en tiempo real creando diferentes formaciones de ondas y gotitas en patrones impredecibles».
«El número 48 es el motif de este trabajo, que viene de la categorización de los sentimientos de Spinoza. Pero esto no significa que los auriculares analicen los mismos sentimientos que las categorizaciones de Spinoza», aclara Park a Yorokobu.
El volumen, la velocidad y el tono se ven modulados durante la performance, en la que las frecuencias cerebrales se convierten en ondas sonoras a través de un algoritmo. «Piensa en ello como una visualización directa de lo que yo estaba experimentando y sintiendo en ese momento dado», explica la artista, basada en Nueva York. «Como mis pensamientos y sentimientos pasan a través de mi mente, el sonido de los altavoces provoca las vibraciones del agua, formando pequeñas hondas y movimientos sutiles. El objetivo de la performance es alcanzar un momento de silencio emocional, de calma absoluta, así que ningún sonido podría escucharse, del mismo modo que no se verían vibraciones en el agua», relata.
Pero el trabajo de Park, asegura, no consiste solo en mover agua: «Es una exploración para comprenderme mejor a mí misma. Hay una expresión coreana que traducimos como ‘olas de la mente’ que siempre me ha llevado a creer que las emociones humanas vienen con sus correspondientes olas de energía que nosotros cargamos».
A pesar de la amplitud de la segunda parte del proyecto y de seguir haciendo referencia a los buenos pensamientos, lo que Park busca es controlar sus emociones para aplacarlas. La finalidad de todo esto es alcanzar, a través de la meditación, un estado de paz y calma con el que, lejos de mover el agua, lo que Park pretende es dejarla quieta.
Con su performance, la artista pretende conocerse a sí misma a base de conocer sus emociones. Y ese era, para Spinoza, el camino del amor propio.
4 respuestas a «La mujer que mueve (e intenta parar) el agua con la mente»
[…] La mujer que mueve (e intenta parar) el agua con la mente […]
Precioso, un gran proyecto!
Precioso, un gran proyecto!
Qué lindo!!!