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La vida de un curator de ‘playlists’: ¿quiénes son estos personajes y a qué se dedican?

Hoy en día todo hijo de vecino sabe qué es una playlist. Damos por asumido que todos los que andamos por aquí tenemos varias en nuestra plataforma habitual de streaming, pero ¿sabías que hay gente que se dedica profesionalmente a crearlas y a cuidarlas para que estén siempre al punto?

Lo que lees. De hecho, la gran mayoría no están creadas por el omnipresente algoritmo (como la mítica personalizada Descubrimiento semanal), sino que tienen oído humano detrás.

Imagínate a primera hora de un día random.  Aún con legañas, vamos ipso facto a por la cafetera para bebérnosla de un trago. Ahí todavía no entiendes  nada, pero ya intuyes que hay que ir levantando la persiana ocular para empezar el lío. Hagas lo que hagas en tu rito mañanero, es probable que lo hagas con algo de música de fondo.

En este sentido, si eres una persona interesada en conocer nueva música y poner banda sonora a cualquiera de tus momentos, tienes a tu alcance innumerables tipos de playlists cuyas canciones acompañan perfectamente a cualquier actividad o mood que se te ponga por delante. Pero ¿qué oído anda detrás de cada uno de esos recopilatorios para hacerlos tan suculentos, precisos y apetecibles?

La respuesta a estas alturas no es ninguna sorpresa: la persona detrás de estas listas es una cazadora de tendencias, apasionada de la música, que es capaz de traducir cada casuística vital en una consecución rítmica coherente de pistas que pegan entre sí: un curator.

Dicho esto, cabe apuntar que no solo basta con estar a la última de todas las novedades y de todo lo que se cuece en cada nicho musical; también hay que saber entender las apetencias de tu base de fans para que nadie quede insatisfecho y no se pierdan seguidores. Con una buena gestión de playlist, un buen curator también se acaba convirtiendo en un escaparate para nuevos artistas.

El motivo es que sus listas son generadoras de streamings y esto interesa muy mucho a cualquier banda para ampliar sus horizontes y ganar fans potenciales. Digamos que, llegado este punto, podemos asumir con total certeza que estas personas nos ofrecen el contenido más fresh y puntero sin que tengamos que mover un dedo. 

El hecho de que una buena gestión de playlists te convierta en un buen escaparate y altavoz también hace que tu target se bifurque: por un lado, has de tener contento a tus seguidores habituales, a tus oyentes; por otro lado, has de saber cribar todas las nuevas propuestas musicales que te llegan y saber lidiar con los artistas que precisan un hueco en tu recopilatorio.

Como playlister, has de saber conjugar las modas más mainstream con las novedades más remotas, teniendo en cuenta los gustos de tu público más generalista y sin descuidar la imagen de tu producto. Además, el hecho de estar tan metido en el ajo posibilita la sinergia con distintas marcas e influencers que precisen de un cable musical para cualquier tipo de acción publicitaria. O incluso puede permitirte trabajar para empresas que tengan un equipo específico creado para este fin. 

CURATOR POR VOCACIÓN

Enganchando con la proyección laboral de los curators, debemos añadir que también los hay que directamente trabajan para las propias plataformas globales como Spotify y que son artífices de las clásicas gigantes como Novedades Viernes. Pero en estas líneas nos centramos en otro tipo más desconocido hasta ahora: el curator independiente por vocación.

Estos individuos son usuarios como tú y como yo, con un alias o seudónimo presumiblemente más currado, que son más activos en la investigación y creación de contenido. No dejan de ser, por tanto, creadores de tendencias que influyen en las elecciones musicales de sus seguidores, lo cual a su vez hace crecer la bola de nieve de manera exponencial para ayudar a catapultar el número de escuchas de cualquier tema. 

Estos duendes y seres mitológicos de las tiendas digitales pueden trabajar por estilos musicales concretos o por playlist de estilos mezclados que se centren más en emociones, estados de ánimo o actividades.

[pullquote]Para aterrizar todo este mejunje de información puedes pillar tus cascos y ponerte melancólico con Rainy Days Indie, de Loft Sounds, sudoroso con Gym Workout Motivation, de Play2feel o despechado con Losers IN LOVE, de Yorokobu[/pullquote]

El motivo básico que hace que todo funcione es seguir un mismo hilo editorial y no diversificar. Como bien es sabido, quien mucho abarca, poco aprieta. Mantener una línea única, consultar medios, consumir música a discreción en digital y en directo, mantener buena actividad en redes sociales y profesar la fe de lo trendy son buenos ingredientes para convertirte en un curator de manual. Ser el nexo entre los followers y los artistas, y mantener vivo el ecosistema del streaming nunca estuvo tan arriba en el radar de novedades.

Para todos los nostálgicos, las playlists son algo así como las mixtapes old school que rebobinábamos con bolígrafo (y buen toque de muñeca), pero a nivel digital, con toda la amplificación que ello supone. Atrás quedaron las cintas de éxitos grabadas y regrabadas que iban rulando de guantera en guantera, para dar paso a los listados infinitos y perfeccionados que a golpe de clic nos sumergen en el universo que más nos convenga en ese momento. La cuidada dedicación en la elección de los pocos temas que cabían en esas cintas ha dejado paso al mimo con el que se añaden y se quitan canciones en las plataformas de manera ilimitada. 

¿Qué será lo próximo? ¿De qué manera consumiremos música de aquí a unos años? Hagan sus cábalas. Eso sí, con una playlist de fondo que acompañe el momento de reflexión.

 

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