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La abreviatura de ‘señora’ (¿no?) se escribe ‘Sra.’

La multa había llegado el mismo día a todos los ciudadanos. Una carta oficial que imponía una sanción nada despreciable de dinero, y que ofrecía una rebaja si se pagaba en los primeros 15 días. No aludía a una infracción de tráfico, que son las que más podría pensarse que se cometen en una gran ciudad. Tampoco era una denuncia por obras ilegales, por agresión o por no cumplir con los impuestos municipales.

Era una falta nueva que aludía al incumplimiento de una ley que nadie conocía ni por asomo. Las protestas llegaron en aluvión al Ayuntamiento y los funcionarios, desbordados y multados también ellos mismos, no sabían cómo tramitar aquella avalancha de reclamaciones de las que sus propias personas formaban parte también.

Se consultó a los gabinetes jurídicos y no hubo abogado en toda la ciudad, ni siquiera en todo el país, capaz de identificar aquella sanción extraña que afectaba a toda la población por igual, sin distinción de raza, sexo, posición social ni nivel económico.

Todos, absolutamente todos los habitantes de aquella ciudad en la que nunca pasaba nada reseñable, habían sido denunciados y sancionados por la misma extraña razón. El caso fue viajando de gabinete en gabinete, de institución en institución hasta llegar a la Corte Suprema. Y cuando el juez fue llamado a dictar sentencia sobre el caso, sus únicas palabras fueron: «No conocer la ley no exime de cumplirla».

No pretendemos meternos en temas legales, que ahí hay mucha harina que amasar y nosotros no tenemos vocación de raperos, pero sí a dar a conocer una norma ortográfica que muchos desconocen.

Sin embargo, como dice el juez del relato, no conocerla no nos exime de cumplirla, y para no dejaros la oportunidad de haceros un infanta (yo no sabía, señoría, esto lo lleva mi marido), aquí va una norma que prácticamente ninguno cumplimos: Antes de la letra volada de una abreviatura debemos poner un punto. O lo que es lo mismo, si te apellidas García, por poner un ejemplo, y quieres abreviarlo, debes escribirlo así: G.a .

Lo mismo ocurre con N.o, 7.o, M.a, Dir a y otras que se os ocurran con letra volada. Lo del punto no es un capricho de la RAE para hacernos fallar una pregunta de examen de oposición. Este signo indica que falta algo en esa palabra, unos cuantos caracteres sin importancia a los que el punto sustituye para que practiques sin miedo la economía del lenguaje. Y para rizar el rizo, esa letra volada no va subrayada. Así, al menos, lo recomienda la RAE.

¿Significa esto que señora debe abreviarse Sr.a?, ¿que la estamos cagando al escribir Sra. o Srª? Pues no, ahí la Academia nos da un respiro. Las tres formas son correctas. Y ¿por qué está bien Sra. y no *Dira. para directora? Por la manera en la que ambas abreviaturas se han formado. Sra. es una abreviatura por contracción, es decir, se han eliminado las letras centrales conservando únicamente las más representativas, y ahí la mano a la hora de regular su escritura se abre. ¿Por qué? Porque sí. Preguntad a la RAE.

Sin embargo, en una abreviatura por truncamiento, se suprimen las letras o sílabas finales. En este caso, dice la Real Academia Española, no puede acabar en vocal y forma su femenino añadiendo una a volada que puede ir subrayada o no. En algunos países latinoamericanos, eso de las letras voladas les parece un invento del demonio y prefieren escribir a ras de línea. Por eso la tendencia mayoritaria es a escribir Profa. para profesora y pasar mucho muchísimo de las oficiales Prof.a o Profª.

Los hablantes somos los dueños de nuestro idioma, vivamos en España o en Perú. Por esta vez (como en muchas otras), nuestra voluntad se va imponiendo y la RAE, que ya no tiene el cuerpo para mucho tango, acepta. ¿Seremos nosotros los vencedores o a la Academia le queda aún mucha pólvora para esta guerra?

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