Icono del sitio Yorokobu

A los desterrados hijos del Windows 7

O la historia de cómo me tortura el PC. O cómo un fondo bonito con montañas brillantes (casi) no me deja jugar más al Age of Empires. O cómo antes no hacía ruiditos y ahora sí.

Por favor actualice, actualice ya su obsoleto día a día con nuestra bonita interfaz. Mira qué skyline de silicona te ofrezco Así una y otra vez repetía Windows.

Yo vivía bien con mi escritorio de Forges y bloc de notas. Incluso con mi sesión de invitado, hasta que sí, un día llegó la versión extendida de Windows y se lo llevó todo.

Ahora el PC suda para iniciarse, me puedo cambiar dos veces de pijama o vanagloriar al kioskero de los chicles Premio Amabilidad 2016 hasta que acaba de encenderse. WWS7 me ha esclavizado a visualizar tutoriales mexicanos para entender cómo puedo quitarlo, o acabar de estamparlo contra una pared de piso alquilado.

De hecho, mis compañeros de trabajo informáticos a punto están de hacerlo conmigo, cansaditos de mis preguntas atolondradas. «Si no sabes lo que es una caché…». «Pobre payaso», musitan (y me hacen el juego ese de hacerme con la mano como un circulo y decirme «eh, te lo has comido», ¡pam!)

giphy

Windows 7 me está boicoteando mis días de rosas y no sé qué hacer. Es una especie de dictadura muy estética y bonita que de pronto te atrapa. Rendimiento 100%. ¡Pero si no he abierto ni un mísero Word!

De pronto todo pesa, los archivos, la vista, la barriga. Y no, no me voy a comprar un Mac. Me gusta mi PC con pegatina anti webcam, con su Paint, con sus cosicas. Y ahora tú, sucio 7, no me vas a estropear la existencia. Por supuesto no voy a investigar qué puedo hacer. Gastaré mi tiempo en esputos, asteriscos y exclamaciones en grupo !!!!

Ni hablamos del momento sudor frío, mirada al vacío, escalofrío bacanal, al no encontrar la Sesión Invitado (más tarde descubrí que había que habilitar no se qué Inspector Gadget para activarla).

¡Cortana, que se quiere hacer una ampliación de historial, que se vaya al cine con su amiga Siri!

Me levanto y él sonríe, sigo sin saber qué hacer, lleva ya casi un mes instalado en mi vida y no se va. Como aquella inquilina que se aprovechaba de la buenaza de su compañera y convertía la ducha en una eterna jornada de platos abiertos, mientras la que pagaba el piso curraba, curraba y volvía a currar.

Esta situación es más deprimente que ver grupos de polacos riendo en Facebook, más fail que el Efecto 2000, más dura que mojar en leche un «los números no me cuadran», con voz repipi.

Teletexto, baúl de los TBOS y BOE, ¡salvadme!

¿Me trolea la tecnología? ¿Cómo puedo asesinar a Windows 7?

giphy (1)

Salir de la versión móvil