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Los instrumentos autómatas de Roland Olbeter

Tin, tan, ton, tan, tin, tan. Tin tan ton tan tin tan. En los bajos oscuros del Sonar de día, un conjunto de robots musicales reproducieron sonido de forma metódica y mecánica durante la duración del festival. Sus formas alargadas compuesta de motores, cuerdas y altavoces colgadas de la pared hipnotizaron a muchos de los que pasaban por allí que pensaban estar en un escenario de ciencia ficción. Hablamos de Pollywogs, la última creación del artista Roland Olbeter conocido por sus colaboraciones con la Fura dels Baus.

Se trata de un instrumento autogenerativo que crea variaciones infinitas de música. Durante la demo a que asistimos uno de los responsables del proyecto tocaba una serie de notas en el teclado y a partir de allí la máquina funcionaba sola. “El ordenador analiza la canción y crea millones de variaciones a partir de esas notas”, explicó Carlos Fesser, músico y diseñador de sonido que ha participado en el desarrollo del proyecto.

El instrumento funciona con motores de la compañía alemana Festo creando un híbrido entre instrumento musical y maquinaria industrial. “Es una multinacional de maquinaria pura que lleva muchos años colaborando con el arte y en especial con Roland”, añadió Fesser.

El proyecto sigue en fase experimental pero ha sido concebido por Olbeter para servir de acompañamiento a una opera con marionetas y una orquesta.

Por Marcus Hurst

Marcus Hurst es Cofundador de Yorokobu y Redactor Jefe de Ling Magazine. Puedes seguirle en @marcushurst

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