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Los vídeos del jueves: Top 7 de hits de la rumba vintage

Edición Especial Alerta Naranja en Andalucía. Como habrán notado por las noticias acerca de olas de calor, es verano. Eso significa que es tiempo de aquello que mejor representa a esta estación, es decir, las rumbas clásicas de fiestas populares. Como la mayoría de jefes cogieron vacaciones el día 15, pueden acercarse al ultramarinos de abajo, comprar una litrona y darle al play. Prometo no chivarme salvo que vayan a por una papela de heroína.

El verano era un tiempo en el que las orquestas que alegraban las fiestas a lo largo y ancho de la piel de toro (siempre quise usar esta expresión), atronaban las plazas con rumbas de profundo calado lírico y penetrantes ritmos ancestrales. Con la legitimidad que da el hecho de ser andaluz y pasar el verano en un pueblo, voy a repasar el top 7 rumbero que ha marcado la infancia de todo español veraneante que se precie.

Si bien es cierto que lo que aquí van a encontrar, queridos lectores, son clásicos de ayer, hoy y siempre, nunca está de más aferrarse a la nostalgia y gritar con la vena del cuello tamaño espárrago triguero «cualquier tiempo pasado fue mejor». Al fin y al cabo, el futuro es de comunistas y modernos.

7.- Los Chunguitos: Soy un perro callejero

El manifiesto existencialista de Los Chunguitos apela a la querencia por las actividades a cielo abierto que se desarrollaban en los barrios de la periferia allá por los finales de la década de los 70 y toda la de los 80. Eloy de la Iglesia haría de ello todo un género cinematográfico cuya banda sonora bebía de clásicos sonidos aflamencados, barnizados de la pátina que da el aceite de los motores trucados y el aroma de la goma gastada en persecuciones callejeras.

Antes que Los Chunguitos, Neil Young decía en Hey Hey My My que más vale arder que apagarse paulatinamente. La versión cañí de los gitanos extremeños redondea el concepto con un «No importa el mañana si no lo veo de llegar«.

6.- Bordón 4: Qué cara más bonita

Como podrán imaginar, la rumba bebe de los sentimientos más puros. El amor es uno de ellos y Bordón 4 lo bordó (qué hallazgo léxico, ¿eh?) con una oda al amor no correspondido. «Soñando paso la noche, creo que me da su amor. Luego despierto del sueño, ¡qué solo me encuentro yo». El poso de amargura otorga al tema una intensidad lírica que no se ha vuelto a conseguir con una guitarra que no tenga las cuerdas rotas.

5.- Los Chichos: Te vas, me dejas, me abandonas

Al igual que el amor es un sentimiento puro, el rencor también lo es. Y de la misma manera que ocurre con el amor, es motor de todo tipo de manifestaciones artísticas. «Que mal fin tenga tu mala persona» es un verso de un bajunismo moral tal que sería totalmente rechazable de no ser por las afinadas armonías que Los Chichos, el de en medio incluido, alcanzan en su interpretación. «Cuando te vea sola por la calle, niña bonita, te vas a enterar» sería, sin embargo hoy en día, imputable de no menos de dos delitos.

4.- Los Calis: Heroína

La rumba ochentera no se entendería sin el trasfondo de la marginalidad envuelta en papel de plata. El drama de los colegas perdidos por los excesos, la lucha por salir adelante y otras miserias humanas tienen cabida en los intensos versos de Los Calis, una banda cuya mayor virtud residía en que sus miembros llevaban la cintura del pantalón a altura sobaquera. Dato: Mar Abad tiene este imponente éxito de Los Calis en musicassette. ¿A que ahora se explican muchas cosas?

3.- Los Amaya: Vete

Más rencor. Los Amaya supieron crear un hit inmortal en el que conjugan una parte de verso con la amargura de una relación rota y, en el estribillo, una melodía optimista que parece decir «ven p’acá que te voy a dar con tó lo oscuro». Como perla, el apelativo de paquetera en el verso «mentirosa engañadora paquetera y embustera vete, vete, vete».

2.- Las Grecas: Te estoy amando locamente

Al igual que antes de The Beatles estaba Chuck Berry, en la rumba, antes de todo estaban Las Grecas. Ellas viene a ser la facción garajera, conceptual y glam de la rumba. Pantalones de campana, esquizofrenia paranoica, final trágicos y las mejores letras del pop español de aquella época. Son, como Andrés Iniesta, leyenda.

«Si me acobenzo, si me acombenzo,
dame tu ausenci que sabe a beso»

1.- El Fary: La mandanga

Por derecho propio. Por bajito. Por ser el único taxista que cae bien a todo el mundo. Pero sobre todo, porque condensa en 3 minutos un tratado a favor del hachís que ríase usted de Antonio Escohotado. Nos vamos bailando con los botines apretaos y una sonrisa ladera.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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