Nadie, absolutamente nadie, es imprescindible en este mundo. Mucho menos un diseñador gráfico, un director de arte o un creativo en general. Porque que un cliente recurra a los servicios de algún artista para que le ayude a vender su producto es una obra de caridad más que una necesidad.
El cliente siempre siempre siempre lleva la razón. Tu buen gusto y tu trabajo a la hora de realizar una campaña publicitaria es un mojón que te has formado tú en la cabeza para tratar de convencer al inocente empresario de que lo que haces no sólo es bueno, bonito y (nada) barato, sino que además le va a suponer aumentar las ventas hasta que revienten los índices bursátiles y a ti, cienes y cienes de Leones en el próximo Festival de Cannes.
Tú te esfuerzas en dar lo mejor de ti, lo sabemos, pero lo que te sale de la creatividad no tiene nada que ver con lo que el cliente estaba pensando cuando te daba el briefing.
Para que no se te olvide que tu trabajo es totalmente prescindible y que no entiendes nada de publicidad de la buena, alguien ha querido regalarte este consejo en forma de vídeo de teletienda. Vale, no es un vídeo recién cocinado. Se hizo allá por el lejano 2007, cuando no había crisis sino una ralentización de la economía (según el neolenguaje). Pero hoy sigue igual de vigente.
Avisado quedas, ¡oh, profeta del diseño! Y el que avisa no es traidor.
https://youtu.be/qgcX0y1Nzhs
Gracias a Mentecalamar Studio por la pista.