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Necesitas un curso acelerado para pedir disculpas en internet, y lo sabes

El de pedir perdón no es precisamente uno de los dones más comunes. Si nos cuesta reconocer los errores, no digamos ya disculparnos por ellos. Ahora que con las redes sociales estamos más expuestos a que nuestras cagadas salpiquen a más gente, no está de más hacérselo mirar.

Por ese, este fin de semana Ofèlia Carbonell y Pol Andiñach (Cuellilargo) se han propuesto poner su granito de arena e impartir un Curso acelerado para pedir disculpas en internet. Lo harán mañana día 11 durante la celebración de Memefest 2023, que organiza CCCB.

«Llevamos décadas con internet y empezamos a asumir que todo se queda ahí para siempre. Es importante empezar a asumir que el error es inevitable. La red puede ser un sitio genial para aprender, crecer y formarnos con los puntos de vista de gente con la que no podríamos coincidir de ninguna otra manera, y eso es genial, pero tenemos que dejarnos espacio para aprender», explica Ofèlia.

Para la comunicadora digital, si hay un colectivo a quien un traspiés online le puede costar caro, literalmente, es el de los influencers: «Como lo personal y lo económico se han mezclado tanto, se ha generado una burbuja de vender ideas/opiniones o personalidades que no permite el error, de manera que no se cuestionan sus conductas problemáticas por miedo a perder la plataforma».

Y, ojo, porque por mucho cuidado y mimo que pongas en tus contenidos actuales, ahí está la hemeroteca para rebuscar cositas que te dejen en evidencia. Porque todos tenemos un pasado y esa broma que hiciste hace diez años hoy puede ser catalogada de mal gusto. Y en tal caso, el arrepentimiento puede que no sea suficiente si no resulta veraz. Porque, como explica Carbonell, la cuestión es «¿en esos 10 años has cambiado algo como para ver las cosas diferentes o simplemente hoy no harías esa broma para que no te cancelen?».

Todos estos aspectos y alguno más serán los que revisen tanto Ofèlia Carbonell como Pol Andiñach este sábado, centrándose, como decíamos arriba, en la figura del influencer.

«Analizaremos el fenómeno de las disculpas de influencer, que se han convertido en un tópico y son utilizadas como peaje para seguir publicando y monetizando sin cambiar nada. La escenografía, las palabras que se usan y las que no, la relación parasocial con la audiencia… algo tan íntimo como una disculpa ha pasado a ser una acción de marketing muy controlada. Pero, como se trata de influencers y no de una marca de champú, es difícil separar lo personal de lo comercial, ya que lo que se vende precisamente es esa idea de cercanía, de amistad a través de la pantalla», explica Carbonell.

«Esa manipulación del lenguaje que puede tener todo el sentido del mundo en marketing, en la esfera de lo privado puede llevarnos problemas como la posverdad. La clave es asumir que el error es natural, que hay que dejarnos espacio para crecer, aprender y mejorar. Que no pasa nada por tener dudas y preguntar. Lo más fácil es poner por delante el arrepentimiento o curiosidad por mejorar a las ganas de vender», concluye.

MEMEFEST: TODOS SOMOS MEMES

En cuanto a la cultura del meme, Ofèlia Carbonell considera que se han instaurado en nuestra vida por su capacidad para identificarnos con ellos. No en vano, meme viene del término griego mimema, que viene a significar algo así como algo que se imita.

«Los memes que triunfan son los que representan mejor el momento que vivimos. La mecánica es la misma siempre: ves una imagen graciosa y piensas «soy yo»; te ves reflejado y lo compartes. A su vez, un montón de gente verá tu post con el meme y dirá «¡anda, también soy yo!» y lo compartirá. Los memes que triunfan son los que nos conectan», considera Ofèlia Carbonell.

Por Ximena Arnau

Ximena es redactora de Yorokobu y Ling

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