La picnolepsia de Moisé Tshombé explora a través de la docu-ficción las complejas relaciones entre Europa y África

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Esta es la historia de un político congoleño que se exilió a España en la época del franquismo tras ser acusado de asesinato. A partir de esa historia, Gloria Oyarzabal ha construido un relato fotográfico basado en la docu-ficción para provocar una reflexión en el espectador acerca de la desigualdad y de las complejas relaciones entre Europa y África.

«Me topé con la historia de Moisé Tshombé en la feria de arte contemporáneo Documenta, en Kassel. Llegó a mis manos un libro muy curioso sobre este personaje y me fascinó. La historia de un secesionista africano viviendo en la España de Franco me pareció flipante. Ya en Mali, cuando empecé a trabajar con la idea de África, fui idealizando este proyecto», cuenta.

En su narrativa se mezclan elementos tan dispares como el colonialismo, los movimientos de independencia, el expolio de materias primas, los complots internacionales, además de momentos rocambolescos plagados de secuestros, asesinatos y tortura. En un diálogo constante entre realidad y ficción, La picnolepsia de Moisé Tshombé reúne imágenes digitales, analógicas, de archivo o encontradas en internet, además de documentos y textos.

Tshombé fue un líder secesionista del Congo especialmente activo en la época de la independencia de Bélgica en los años 60. Acusado de asesinar a Patrice Lumumba, el político anticolonialista elegido como primer presidente del Congo libre, Tshombé se exilió en 1963 en la España de Franco. Cuatro años después fue secuestrado en un complot internacional, cuyos entresijos quedan aún por resolver, y murió de un ataque cardíaco en Argelia, en 1969, tras pasar dos años internado en un campo militar.

Hay mucho misterio en torno a su secuestro, organizado supuestamente con el beneplácito de EEUU, Gran Bretaña, Bélgica y la ONU a raíz de un hipotético viaje de negocios de Tshombé a Mallorca. El congoleño fue presidente de la provincia de Katanga después de impulsar la secesión del Congo. Es una región muy rica en minerales como cobalto y uranio, esenciales para las industrias nuclear y armamentística. En este país, donde Bélgica estableció campos de trabajos forzados, se encuentra la mina de la que fue extraído el uranio para fabricar las primeras bombas atómicas lanzadas sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

En la época colonial más de 25 millones de congoleños desaparecieron víctimas de la brutalidad del ejército multinacional que ocupó este territorio. El país, que también posee oro, diamantes, cobre y coltán, un material imprescindible para la fabricación de los teléfonos móviles, sigue devastado por una guerra civil en la que los ganadores, de nuevo, son las potencias occidentales que saquean de forma más o menos encubierta las riquezas naturales de este país. «El hecho de que Tshombé acabase en España revela el lado oscuro del colaboracionismo imperialista que se sigue aplicando en África desde la época de Franco. Las consecuencias siguen siendo las mismas, aunque los métodos aplicados sean diferentes», afirma Oyarzabal.

La implicación de Tshombé en la muerte de Lumumba nunca fue demostrada. Una reciente investigación llevada a cabo por el parlamento belga, la Comisión Lumumba de 2001, exculpó a este líder secesionista, al mismo tiempo que cuestionaba el comportamiento de los servicios secretos de EEUU y Bélgica. Todo apunta a que detrás del secuestro de Tshombé se esconden varios factores económicos y geopolíticos.

Con este trabajo experimental, Oyarzabal intenta establecer una conexión entre presente y pasado reciente. Para ello se sirve de una metáfora, la picnolepsia, que es una crisis de ausencia durante la cual el estado de consciencia queda alterado. Este término, utilizado por Paul Virilio en La estética de la desaparición, define un fenómeno que produce una eclipse de tiempo y de espacio. Dura muy poco tiempo, y suele comenzar y terminar improvisamente. Al regresar a su estado normal, la persona que ha sufrido un ataque de picnolepsia no consigue recordar ese momento perdido.

La autora, que de 1999 a 2009 fue programadora (además de ser cofundadora) de la sala de cine independiente La Enana Marrón en Madrid, tiene un fuerte vínculo con el continente africano. Entre 2009 y 2012 vivió con su familia en Bamako, la capital de Mali.

«Mi pareja y yo empezamos a rodar un documentario experimental en esta ciudad y decidimos establecernos allí para evitarnos los viajes de ida y vuelta», cuenta. En aquella época, la fotógrafa se dedicó a estudiar cómo había surgido el concepto de África. «Es increíble cómo las potencias occidentales consiguieron sacar tanto de este continente dando tan poco, al mismo tiempo que se encargan de mantener la imagen de África para nuestro beneficio», cuenta.

La artista, que estudió en la escuela de fotografía Blank Paper, vertebra su trabajo a través de una mezcla de documentos reales y de ficción. «Yo nunca he estado en Congo. Hago docu-ficción sin pretensiones didácticas ni dogmáticas. Quiero contar una historia que pueda provocar una reflexión en las personas», explica. Con saltos temporales y poéticos, Oyarzabal lleva su narrativa hasta la actualidad, reflejando el fenómeno de la inmigración africana en España. «Para ello uso fotos de manteros que encontré en internet y que manipulo», añade. En este sentido, la inmigración es otra consecuencia de la política de expolio que Occidente lleva practicando en África desde hace siglos.

La picnolepsia de Moisé Tshombé estará expuesta en la galería de EFTI hasta finales de octubre. A lo largo de este mes, Oyarzabal organiza visitas guiadas para los que quisieran conocer más en profundidad este proyecto.

Valeria Saccone

Periodista, fotógrafa y políglota. Mis dos pasiones: Brasil y Rusia. Tengo dos blogs: Historias de la pacificación y Viaje al Corazón de Rusia

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