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Traductor simultáneo: ¿Qué quiere decir Rosalía cuando canta Motomami?

Es la palabra de moda, porque todo lo que toca, canta, dice y desdice Rosalía se convierte en oro. Así que se ha inventado una que nació con una intención y, cual bola de nieve, ha rodado hasta convertirse en otra cosa.

Motomami es, en realidad, un nombre propio: el de la empresa que gestiona la carrera musical de Rosalía y que está dirigida por su madre y por su hermana, sus dos grandes referentes. Y es también el apelativo que usan en familia para llamar a la matriarca, que siempre iba en moto a todos lados y cuya afición a las dos ruedas contagió a sus hijas.

Así pues, el palabro nació desde el cariño y la intimidad, como esas otras expresiones que se circunscriben al ámbito familiar y que fuera de él carecen de sentido. Motomami habla de ternura y de movimiento. De fuerza (moto) y de fragilidad (mami), como explicó Rosalía en una entrevista para El País cuando lanzó su tercer álbum de estudio. Pero también habla de empoderamiento, de rotura de moldes y de clichés y de absoluta libertad.

Y al echarla a rodar fuera de su casa, la desvistió de intimidad para ponerle un top provocativo y unas mallas bien ceñidas que remarcaran lo poderosa que puede ser una mujer que vive como quiere, que siente como quiere y que va donde le da la gana. Pero a la que toda esa fortaleza no la libra de sus miedos y de sus inseguridades, porque una puede ser la hostia pero también es humana.

«Una motomami es una leyenda del fitness pero siempre pide postre». «Una motomami no camina, desfila». Y así hasta 20 definiciones que ella misma tuiteó, a las que se unieron las de sus fans hasta convertir la palabra en TT. Porque eso también es de motomamis, papi.

Por cierto, una motomami boomer no entiende ni una palabra de las letras de Rosalía, pero las canta a pleno pulmón en los semáforos.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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