Internet ha crecido de manera exponencial en el último lustro. Por supuesto, la causa ha sido la masiva proliferación de literatura acerca del uso de las redes sociales por personas y marcas, los distintos tratados de reputación online o de protocolo de atención al cliente. Y eso es así porque lo digo yo. Nickelback, ha escrito su propia y gloriosa página acerca del tema pasándose por el forro todas las demás y la ha emprendido a golpes virtuales con quienes les soltaban alguna grosería en Twitter.
Quizá recuerden a Nickelback. Se trata de una banda canadiense (Canadá, dejadlo ya, nos basta con Neil Young) cuyo cantante gastaba, allá por los años noventa, un cardado que bien le podría haber hecho militar en Medina Azahara. Si quieren pruebas, aquí las tienen.
Nickelback dio el espaldarazo definitivo a la industria peluquera hace más de 15 años y ahora quieren hacer lo propio con la del community management malvado. Hartos de ser catalogados como una banda con menos pegada que Audrey Hepburn en un combate de wrestling, han adoptado una estrategia en Twitter que desafía a todos los manuales bienpensantes de social media. El mensaje se podría sintetizar en un mantra similar a «Si se meten contigo, métete tú con ellos más y déjate de mierdas, pringado».
En algún momento del 22 de enero, la persona que lleva la cuenta oficial de la banda decidió que era mala idea dejar que el río siguiese corriendo y que era momento de contestar a aquellos que expresaban algún tipo de sentimiento negativo, despectivo o directamente insultante sobre ellos. Decidieron hacer caso omiso al tercer mandamiento de la ley sagrada de gestión de comunidades, en su apéndice segundo, que dice exactamente que no se debe alimentar a los trolls. Algunos usuarios los comparaban con Nicholas Cage, en un paralelismo doloroso para ambos implicados, o les instaban a la retirada de los escenarios. Cada uno obtuvo su respuesta.
La política adoptada por Nickelback contraviene lo que se ha asumido como correcto por la mayoría de usuarios y profesionales que trabajan en este sector de la comunicación pero, ¿puede esta manera de actuar traerles algún tipo de rédito? ¿Forma parte de alguna inusual estrategia de marketing? ¿Merece Nickelback lo que les digan por canciones como ‘Something in your mouth’? ¿Cuál es vuestra opinión? ¡Dejadla en los comentarios!
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Visto en Rolling Stone.