Por un lado están todos esos forofos de sentir rugir los bafles hasta el límite de la explosión eléctrica. Los que se han visto a los pies de un escenario donde AC/DC, Metallica, o cualquier otro rockero o metalero de esos de reventar guitarras contra las tablas, han gestado ante sus ojos un penduleo generalizado de greñas en un público que pareciera tener el cuello de goma.
Por otro lado están «4.000 niños mexicanos de entre cinco y 14 años que cada año contraen cáncer y pierden su cabello íntegramente debido al tratamiento». «Esa pérdida es una de las causas que más impacto psicológico provoca a estos menores, les hace perder su autoestima», esgrime Baltasar Madrid, director general de la Casa de la Amistad para niños con Cáncer (IAP) (México), «y la oferta de pelo natural para hacer pelucas para ellos es insuficiente y costosa, por lo que muchos no pueden acceder a una».
A su organización, en colaboración con Ogilvy & Mather México, se le ocurrió un posible trueque de intereses: para el próximo sábado 12 de abril -en Ciudad de México– han organizado la primera edición de The Hair Festival, un elenco del metal en directo para los adictos a los ritmos más duros, a cambio de 25 centímetros de sus largos cabellos. Un solo mechón («que no se note») es el precio del boleto.
Lo que ocurrirá el sábado en el Polyforum Siqueiros (Insurgentes 701, Colonia Nápoles, México DF) a partir de las 14:00 p.m., es que en la entrada de un evento, en vez de existir una legión de porteros pidiendo un ticket, habrá un ejército de estilistas armados de tijera y metro. Si tu mechoncito alcanza los 25 centímetros de largo, «se corta por donde no se note y con eso se obtiene el pase. Y si no, existe la alternativa de pagar 70 pesos», explica el responsable. Dentro esperan eminencias del cuero negro mexicano como Luzbel, Ágora, Voltax, Maligno, Intoxxicated, Raped God 666, Viejos, Profanator o Balck Overdrive. «También se puede donar toda la melena. Haremos un sorteo de dos guitarras eléctricas Yamaha, y si alguno se ha atrevido a darnos toda su cabellera tendrá preferencia», anuncia Madrid.
Su interés por tratar de obtener la máxima cantidad de hebras tiene argumentos más tajantes que las propias tijeras que las rebanen: «Para la fabricación de una peluca se necesitan seis cabelleras completas», explica el director. «Además hace falta que los cabellos tengan una gran longitud y adaptarlos en redes que sean compatibles con la cabeza de los niños. Son costosas de hacer. Nosotros, por ejemplo, se las tenemos que pedir a una empresa estadounidense que tiene que enviar el material a China para fabricarlas allí y traerlas de vuelta. El sistema mexicano de Sanidad Pública , aunque cada vez se compromete más, aún deja gran parte de las necesidades de los pacientes de oncología sin cubrir. Sin ir más lejos, te puedo decir que si eres un joven de entre 18 y 21 años no existe cobertura pública para tratar un cáncer en México. Te tienes que curar por tu cuenta».
Su organización, que lleva 24 años pagando tratamientos para niños sin recursos afectados de cáncer y dotando a muchos de ellos de albergue, comida, educación y demás gastos básicos, sabe bien hasta dónde alcanza la magnitud de la desatención y cuánto apoyo hace falta. «Simplemente hemos de comparar datos. En Estados Unidos un 90% de los menores con leucemia se salvan. En México la media de supervivientes desciende al 60%, y en estados como Chiapas solo son el 30% los que sobreviven».
Darles pelucas a chicos que no pueden costeárselas, lejos de ser el remedio definitivo a su padecimiento, «sí es un apoyo muy grande a su estabilidad psicológica, algo realmente beneficioso y útil para su curación. Necesitan adaptación, no sentirse diferentes. Por eso nuestros socios de Ogilvy & Mather México pensaron: si lo que necesitamos son pelucas, y para hacer esas pelucas necesitamos pelos de una gran longitud, busquemos entre la población que tiene ese tipo de pelo. Y si hay un icono de las largas melenas son ellos, los rockeros, los metaleros. Por eso nos acercamos a ellos a pedir apoyo, y pretendemos hacerlo a partir de ahora al menos una vez al año. No es una locura. Estos enamorados del género duro de la música son los que mejor podrían ayudar a esos pequeños».
(*The Hair Festival también está abierto a donaciones económicas o capilares de personas que quieran ayudar aunque no vayan a asistir al concierto)
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