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No es por estética, es por salud: así se camufla la gordofobia (pero solo hacia las mujeres)

No es por estética, es por salud, es una frase popular en las redes sociales, los programas de televisión, las páginas webs de gimnasios y centros de dietética.

Si buscamos la expresión en Google entre comillas inglesas —para acotar la búsqueda— y filtramos por año, no conseguimos resultados anteriores a 2011. Esto significa que tampoco aparece en las hemerotecas digitalizadas de la prensa española. Por tanto, parece una expresión de este siglo.

Cuando una frase o expresión se hace popular antes de emplearla por inercia o moda conviene preguntarse qué significa realmente.

¿POR QUÉ, CÓMO Y CUÁNDO DE «NO ES POR ESTÉTICA, ES POR SALUD?»

No es sencillo rastrear el origen de «no es por estética, es por salud», igual que no es sencillo rastrear el origen de las leyendas urbanas. Pero la expresión, como las leyendas, nace en contextos concretos.

Arriba dijimos que «no es por estética, es por salud» no aparece antes de 2011 y eso coincide con la aparición de las modelos de talla grande.

Si pedimos a Google que muestre resultados para «modelos de talla grande» anteriores a 2011, nos muestra algunos titulares de prensa entre los años 2008 y 2010:

Las ‘tops’ de talla grande, nuevos iconos de moda (elperiodico.com [2010])

Los kilos se abren paso en la moda parisiense (elpais.com. [2010])

Por supuesto, conviene asegurarse de que las noticias corresponden a esos años. (Algunas páginas webs muestran fechas erróneas anteriores a la verdadera fecha de publicación).

Aunque las modelos de talla grande ya habían sido acogidas por la Pasarela de Milán de 2005, no fue hasta 2010 cuando su presencia dejó de ser una excepción. Y con ello, los detractores de las mujeres con talla superior a la 46 no ocultaron su asco en las redes sociales.

Recordemos cuánto se debatió en foros y tertulias de televisión la fotografía de Lizzi Miller para Glamour (2009). Todo por un michelín. Esta pequeña parte de la anatomía de la modelo fue objeto de columnas en New York Times y The Guardian y ocupó espacios en magazines de la mañana en USA.

[Arriba: Lizzie Miller posando para Glamour]

Ginia Bellafante, columnista del NYT, recuerda que, para los gordófobos, la presencia de Miller en Glamour era «un espectáculo de monstruos de circo».

La expresión «no es por estética, es por salud» aún no estaba como reemplazo eufemístico de la palabra «monstruo» en el vocabulario de la gordofobia. Puede que Pierre Dukan (creador de la dieta Dukan) no sea el padre de la expresión, pero contribuye a darle forma al decir en 2011 que «perder peso es un tema de salud», pero que también hay «una motivación estética […] ser normal para no sentirse discriminado».

Paremos un momento para pensar qué significa «ser normal». A poco que pensemos y recordemos, aquello que establece la sociedad en un momento determinado («antes era normal y ahora no»). Ya sea en la moda o en el comportamiento de las personas.

¿CUÁL ES EL VERDADERO SIGNIFICADO DE «NO ES POR ESTÉTICA, ES POR SALUD»?

Arriba vimos de manera sucinta el origen de la expresión «no es por estética, es por salud». Pero basta la intuición para saber que en ella algo está mal: el «no».

«No» está al comienzo de la oración, pero parece un añadido artificial.

No hay que ser muy perspicaz para percatarse de que, por lo general, cuando una expresión tiene dos piezas de información, si una de ellas contiene una negación es la que tiene el peso.

En las construcciones del tipo «no es por… es por (…)», la negación es, con frecuencia, falsa: enmascara la verdadera intención o deseo o disgusto de quien habla.

«No es que no quiera ir, es que estoy muy ocupado». Realmente, quien lo dice tiene tiempo, pero no quiere ir. (Una prueba sobre la relatividad del tiempo es esta: cuando te interesa románticamente una persona encuentras tiempo para estar con ella).

«No es por ti, soy yo», no necesita explicaciones.

De manera que quien dice «no es por estética, es por salud» reproduce sin pensar la expresión de moda, o peor aún, realmente expone su propia concepción de la estética. Una concepción que, por lo general, solo se enfoca en el cuerpo de las mujeres.

[Arriba: Melissa McCarthy en ‘Espías’]

Durante la promoción de La boda de mi mejor amiga, un periodista insistió en preguntar a la actriz Melissa McCarthy:

«¿Te sorprende que trabajes en este negocio con tu tremenda talla?».

McCarthy respondió indignada que «ningún periodista se atreve a preguntar a John Goodman por su peso».

De hecho, el cine ha reconocido el talento de actores de talla grande como Laurel Hardy, Charles Laughton, Peter Ustinov, John Candy… que nunca fueron cuestionados por su peso, como tampoco los son hoy Kevin James o Jonah Hill.

No hay publicaciones en las redes sociales comentando que cada película de Kevin James como superpoli en segway es «una apología de la obesidad» porque muestra a un «gordo feliz».

La apología, al parecer, está siempre causada por la presencia de una joven con una talla superior a la 46 en bikini o ropa interior, mostrando una amplia sonrisa. Pero quienes protestan no se quejan de la aparición en la publicidad de tacones con más de 5 cm de altura —con el daño que supone para la salud— ni de coches con potencia de 400 CV que toman curvas cerradas invadiendo el carril contrario, mientras abajo un rótulo cruza en letra menuda de izquierda a derecha a gran velocidad: conducido por especialista.

Tampoco hay quejas de los cafés y pizzas que curan tristezas y sustituyen la una terapia (tampoco de las calorías que contienen); ni de las pastillas o ese refresco energético para «ese impulso que necesitas» (que daña el hígado) y que te hacen olvidar que solo necesitas dormir; ni del sorteo de un micrófono que te convertirán en influencer.

Por Javier Meléndez Martín

Soy guionista desde 1998. He trabajado en producciones de ficción y programas para Canal Sur, ETB y TV3.

Co-escribí el largometraje para televisión Violetas (Violetes), una película para Televisió de Catalunya, Canal Sur Televisión y Canal 9. (2009).Violetas consiguió dos premios y dos menciones.

Imparto talleres de guion desde 2010.  Ahora, en Portal del escritor.

Puedes leer mi blog La solución elegante (recomendado por la Universidad Carlos III de Madrid para estudiantes de guion).

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