La Universidad de Oxford se ha interesado por la mediocridad. La doctora en filosofía Gloria Origgi y el profesor de sociología Diego Gambetta han presentado un paper que asegura que, a veces, las personas, consciente o inconscientemente, sólo actúan para cumplir expediente. No les mueve ninguna ambición ni ningún afán perfeccionista.
De acuerdo con su estudio, podría ser que muchos individuos sienten la excelencia como una tiranía. Les estresa. Les amarga la vida.
Pero muchas personas lo llevan bien, según un artículo de la BBC. No se dejan aplastar por lo que consideran la dictadura de la excelencia y se conforman con ir alcanzando metas medias.
Algunos, incluso, proclaman estar orgullosos de ser mediocres. Es el caso de Krista O’Reilly Davi-Digui. Esta nutricionista lo explica en un artículo titulado ¿Qué pasa si quiero tener una vida mediocre? ¿Qué pasa si soy una mediocre y decido vivir en paz con ello?, se pregunta O’Reilly en su blog.
No todos pueden ser Leo Tolstoy, Michael Jordan o Albert Einstein, como indica la noticia de la BBC. Ni Marie Curie, Coco Chanel o Hildegard von Bingen.