El ilustrador Óscar Giménez sigue siendo un hombre de costumbres. Su ritual particular contempla que escuchar y ver un concierto es solo el principio de su proceso para dibujar la música. Tras sus cien primeras ‘visiones’ se encuentra inmerso en el parto del segundo centenar.
Por la mesa de Óscar Giménez ya pasaron Ocean Colour Scene, The Black Keys, Dominique A, Mark Lanegan, Bon Iver, Jon Spencer Blues Explosion, Arctic Monkeys, Manel, Sr. Chinarro o Julio de la Rosa. Previamente a su mesa, esos sonidos y esas estéticas se habían deslizado por sus oídos y por sus retinas.
Giménez continúa ampliando su catálogo. Ya van cinco años de retención de un instante, de una idea o de una evocación de las que provocan sus grupos favoritos cuando los siente cerca.
Ahora, tras haber sido padre en el último año, lo vive todo a otro ritmo. «Esto no solo ha repercutido a mi vida personal sino también en la profesional. Me ha hecho volverme más selectivo con los conciertos que atiendo, al disponer de menos tiempo», cuenta.
Además, la longevidad del proyecto plantea exigencias que no tenía en 2009. «Una vez superadas las 100, sentí más la presión por no repetirme, ni conceptual ni gráficamente, siempre además siendo fiel a la inmediatez y a la concreción que intento que tengan estas ilustraciones».
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El ilustrador sigue respetando la esencia, la que le hizo concebir la idea como una proyección instantánea de cada concierto al que asistía. Giménez materializa en caliente, muy poco después de ver cada show, y explora una idea, una chispa que le hace arrancar con su conceptual mirada de los músicos.
Más allá del sitio web en el que se reúnen todas las imágenes, Óscar Giménez quiere reunirlas en un libro. «Creo que es un trabajo que merecería ser recopilado, llegado al punto en el que estoy. Estoy en busca de editorial, así que se aceptan ofertas. También tengo reservada la idea de una exposición. Lo ideal sería lanzar las dos cosas a la vez», declara.
El diseñador no ha puesto fecha de cierre al proyecto. Sí tiene claro que lo abandonará en el momento en el que comience a ser una carga difícil de llevar. «Por ahora sigue siendo un gustazo atender a conciertos, ilustrarlos, ver crecer el número de ilustraciones y comprobar que aún tengo muchas cosas que contar». Parece, por tanto, que podemos seguir disfrutando tranquilos durante bastante tiempo.
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