Gabrielle Chanel y Pablo Picasso fueron dos de los creadores europeos más importantes del siglo XX. Cada uno en su disciplina propiciaron una revolución que influiría en todo lo que vino después. Tanto en el mundo de la moda como en el del arte, mucho de lo que se produce actualmente no habría existido de no ser por las creaciones de Chanel y de Picasso. Pero lo que se conoce menos es que ambos genios llegaron a trabajar juntos en dos ocasiones.
Una nueva muestra del Museo Thyssen explora la relación entre los dos creadores y los frutos de su colaboración. Comisariada por Paula Luengo, la exposición se centra en las primeras décadas del siglo XX (1910-1930) en las que ambos desarrollaban su actividad en París y en las que tuvieron la oportunidad de trabajar en distintas obras de la mítica compañía de los Ballets Rusos.
Picasso y Chanel se conocieron en 1917 cuando ambos vivían en París y comenzaban a despuntar cada uno en su campo. La relación entre ambos estuvo profundamente marcada por la producción de otro artista del momento, Jean Cocteau. En aquel entonces, el legendario escritor escribía libretos para la compañía Ballets Rusos, del empresario ruso Serguéi Diághilev.
También la colaboración entre Picasso y Chanel estuvo enmarcada dentro de la programación de los Ballets Rusos a través de la que Diághilev buscó involucrar a muchos de los artistas europeos de la época en distintas disciplinas.
El ruso había llegado a París en 1909 con una troupe de bailarines «prestados» por el Ballet Imperial de San Petersburgo durante su descanso de verano. Diághilev estaba llamado a convertir los Ballets Rusos en una compañía europea itinerante que aglutinaría masas en Londres, Berlín, Montecarlo y París con igual fortuna.
Durante los años posteriores, la compañía contó con la colaboración de numerosos artistas de talla mundial. Además de Cocteau, Picasso y Chanel, también Juan Gris, Joan Miró, Marie Laurencin, Georges Braque, Stravinsky, Debussy, Richard Strauss y Manuel de Falla participaron en distintas representaciones producidas por la compañía.
La exposición está dividida en cuatro secciones que se extienden desde 1910 a 1930. En cada una, la muestra explora la relación entre arte y diseño de moda a través de las creaciones del dúo protagonista. En la primera, El cubismo y el estilo Chanel, nos encontramos con una búsqueda de influencias que el estilo pictórico tuvo sobre los diseños de Coco Chanel.
El tercer tramo se corresponde con la primera de las colaboraciones de Chanel y Picasso en una de las adaptaciones teatrales de Jean Cocteau. En concreto, se trata de la adaptación de Antígona, de Sófocles, estrenada en 1922 y en la que Picasso estuvo al cargo del diseño de máscaras y decorados, y Chanel del vestuario.
Pablo Picasso estuvo, una vez más, encargado de los decorados, además de contribuir con Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera), una pintura que Diághilev descubrió en el taller de Picasso y que se utilizó como imagen del telón de la obra. Coco Chanel, por su parte, se encargó de diseñar los trajes de los bailarines, inspirados en modelos deportivos diseñados por ella misma.
Picasso/Chanel está abierta en el Museo Thyssen hasta el 15 de enero de 2023. Ese se celebra también el 50 aniversario de la muerte del pintor malagueño. Esta exposición es, quizá, la oportunidad perfecta para empezar a hacer los deberes e ir poniéndose al día antes del aniversario.
Para visitar Picasso/Chanel y aprender más sobre la colaboración entre ambos artistas, las entradas están disponibles aquí.
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