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¿Es piratería o son polvos azules?

Parece que en España «piratería» es un término gastado y con connotaciones de todo tipo; pero, ¿cómo se trata este tema en un lugar como Perú?
Desde el punto de vista europeo, todo se entiende cuando entras por primera vez a un lugar como Polvos Azules en Lima. Es una especie de centro comercial, regulado por la municipalidad, con pasillos y pasillos repletos de cientos de tiendas y puestos donde puedes encontrar de todo, pero de todo, en su mayoría, pirata.
Calles de zapatillas, otras con ropa, electrónica, etc. Vendedores ofreciendo su producto en tiendas prácticamente iguales pero con precios oscilantes que dependen de cómo regatees.Y de pronto llegas a otra calle y ahí están: miles de películas. De estreno, de festivales, blockbusters de cualquier década, series…
Así es Perú y así son lugares con nombres tan maravillosos como Polvos Azules y su descendiente Polvos Rosados. El nombre tiene su origen en el siglo XVI, momento en el que se empezó a vender tinte color añil para cuero en Perú. La primera tienda que los ofrecía se llamó Polvos Azules, por el color del tinte, y la calle terminó adoptando también el nombre. En los años 80 esa zona se ocupó por decenas de vendedores ambulantes dando lugar al campo Ferial Polvos Azules, que más tarde fue trasladado al lugar que ocupa ahora por la necesidad de ‘regular’ y ‘controlar’ la venta ambulante tan extendida en Lima en ese momento.
[pullquote class=»right»]Polvos Azules es un centro comercial regulado por la municipalidad donde todo, en su mayoría, es pirata[/pullquote]
Partiendo de aquí, el mundo del pirateo de cine y series en Perú es digno de un estudio sociológico. Un sistema único que forma parte de su cultura y ocio. Todo el mundo compra películas piratas, pero también van mucho al cine (puede que tenga que ver que allí no hay videoclubs ni una cadena de tiendas tipo Fnac). Para qué, si las películas piratas ya están en ‘centros comerciales y tiendas’. En ese sentido es diferente a Asia, donde coexisten las dos economías. En Perú, en cambio, prácticamente no se ve mercado para DVD o Blue Ray original.
De este modo, la copia es un producto más que vender y se hace con profesionalidad. Y en algunos casos desde la cinefilia más real.
Hay una pequeña anécdota muy ilustrativa del tema: en el Festival de Cine de Lima Independiente 2013, uno de los directores invitados fue el tailandés Apichatpong Weerrasethakul, que a pesar de su premio en Cannes en el 2010 no es demasiado conocido fuera de ambientes más cinéfilos. Después de una entrevista, en la que le preguntaron por la piratería –con la que, por cierto, está a favor cuando es posterior a los estrenos–, le llevaron a conocer Polvos Azules. Quedó sorprendidísimo, pero no tanto del lugar en sí, porque en Asia hay muchos sitios similares, sino de encontrar también allí sus películas.

Apichatpong Weerrasethakul en Polvos Azules. (Fuente: peru21.pe)

Además de Polvos Azules hay cientos de lugares donde conseguir películas, pero existe uno en particular que resulta muy entrañable. Si un domingo después de almorzar ceviche en Barranco dan ganas de ir a casa a ver una película, no hay que dudar en pasar por esta tiendecita en la calle Alfonso Ugarte. Es una especie de pequeño bazar donde encuentras juguetes, material de papelería, algo de electrónica y lo más importante, una sección de películas y series cuidadosamente clasificadas por géneros, nacionalidades y autores. Es lo más parecido al clásico videoclub de autor porque puedes comentar las películas con el propietario, recibir recomendaciones e incluso pedir rarezas que te buscará sin falta para el fin de semana siguiente. Y todas las películas, por supuesto, en versión original.

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