Es un terremoto del que emerge un tiempo nuevo. Ha sacudido todo. Todo. Lo puede sentir en sus manos quienes lean la revista impresa de Yorokobu de este mes de mayo. Y, al cogerla, estarán agarrados a la pared en la que el artista Suso33 dibujó, con sus botes de pintura, la palabra Yorokobu.
Aquel grafiti fue la primera portada de esta revista.
Fue en el otoño de 2009.
Pasaron 11 años y 112 revistas. Todo parecía rodar atendiendo los modales de la cinética hasta que, de repente, un virus interrumpió el camino y hubo que pegar un frenazo de espanto.
El parón llevó a una conclusión: tenemos que hacer un reseteo de las verdades y los valores. El mundo ya lo ha hecho por su cuenta: un gran reseteo, el Gran Reseteo. Esto es lo que está ocurriendo en la portada que ves, lo que llevó a TAVO STUDIO a volver al muro de la primera cubierta de Yorokobu, a aquel «taqueo de Suso33 sobre una pared gris y unos emojis en las oes», y que de ahí emergiese ese algo nuevo que todos estamos obligados a ser.
Este reinicio llevó a TAVO STUDIO a pensar en «un renacer, una nueva época, un nuevo Yorokobu». En un después que necesitaba el antes: «Nos gustaba la idea de utilizar esa misma pared y que desde dentro de ella surgiese un nuevo Yorokobu. Al mismo tiempo, rendimos un homenaje a aquella primera tirada impresa y a Suso33», explican en TAVO STUDIO. «Nuestro lettering surge después de escarbar esa pared, después de recorrer un duro camino; la erosión del tiempo sobre la primera pared nos desvela un nuevo Yorokobu».
Recuperar la portada de Suso33 actualiza las palabras que el artista dijo entonces. «Todo lo que hago es efímero. Todo lo hago para traspasar vallas y traspasar barreras humanas. Esas son las más difíciles, las barreras interiores de uno mismo». Una filosofía útil antes y útil hoy.
Aquí puedes ver la revista de mayo en PDF.