Olivia Rodrigo triunfó muy joven. Tanto, que en vez de ir al instituto le tocó estudiar a distancia desde los doce años, aprovechando los descansos en los sets de rodaje con un portátil. Pero esa relación temprana con el éxito no la eximió de pasar por el trance de las inseguridades de la adolescencia. De hecho, incluso las acentuó.
La falta de contacto con el mundo real, la ansiedad ante la vida social, la presión de estar siempre guapa, la de encajar en los estereotipos sociales y culturales de los estadounidenses estándar, cuando ella tiene ascendencia filipina, además de alemana e irlandesa… Todos son temas que afloran en las canciones de esta chica Disney que decidió, emulando a su admirada Taylor Swift, componer su propia música.