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Primavera Sound | Odd Future: los punkarras del rap


El grupo de hip hop Odd Future llegó el sabado por la noche al Primavera Sound con una buena dósis de hype a sus espaldas. Su actuación dejó entrever el porqué de esta fascinación empezando por el grado de expectación y conexión emocional que suscitaron entre los asistentes más acérrimos.
Durante la media hora que precedió al concierto, la parte más próxima al escenario se empezó a llenar de chavales entre 18 y 25 años, agresivos, borrachos y con ganas de juerga, que no tenían ningún problema en empujar a quien tuvieran delante para poder llegar lo más próximo al escenario.
Se respira esa sensación de pertenencia y complicidad entre ellos. Sus gestos no distaban mucho de los conciertos de punk de antaño, exceptuando que las crestas se habían remplazado por gorras y pantalones anchos.

Bajan las luces y se empieza a oír rimas de fuera del escenario. El ambiente se caldea y los 6 raperos que han venido esta vez (son más de 60 en el colectivo) irrumpen en el escenario con máscaras como si se tratara del último concierto de sus vidas. Uno de ellos, sin mediar apenas palabra, se abalanza sobre el público, piernas en el aire y el público lo sostiene mientras escupe sus rimas al micro.
La música es más oscura que el rap mainstream. Las letras violentas, las bases sucias. Se agarran los genitales, lanzan el dedo anular al aire y agitan sus cabezas. Son gamberros y están orgullosos de serlo (entran y salen de reformatorios cada dos por tres).
Se mueven como una manada de lobos rabiosos pero un lobo sobresale de la manada. Se llama Tyler the Creator y es el líder del grupo. Este twittero compulsivo tiene carisma a raudales y un don para decir lo que hay que decir en cada momento como en su reciente visita a Londres, donde soltó: “Me importa una mierda la boda real”. Su último vídeo, Yonkers, cuenta con más de 11 millones de visualizaciones en YouTube.


¿Pero qué han hecho estos chavales para llegar hasta aquí cuando hace unos pocos meses apenas habían salido de Los Angeles?
Como es habitual en la actualidad, los grupos que más destacan no solo son aquellos que logran diferenciarse desde el punto de vista musical, sino los que entienden que para sobresalir hay que afrontar el negocio de la música desde una óptica radicalmente distinta.
Odd Future ha recuperado el espíritu del ‘hazlo tú mismo’ del punk. “Todo, absolutemante todo, sale de su colectivo. Desde la composición, producción, ilustración de sus discos, videoclips y la actualización en redes sociales”, cuenta Chris Clancy, su manager en una entrevista, en la que no oculta su fascinación y admiración por el grupo.
Nacidos mayoritariamente a principios de los años 90, forman parte de la primera generación que llega a adulto habiendo mamado Internet y las redes sociales. Un hecho que les permite moverse con autonomía y seguridad. Estar en redes sociales no es una estrategia para ellos, es algo que hacen sin más porque así es el mundo que habitan. Utilizan este entorno para compartir su música gratis.
Esta forma de manejarse ha permitido al grupo dictar sus propios términos a las discográficas interesadas en trabajar con ellos.
Sony ha creado una discográfica a medida para ellos llamada Odd Future Records, donde mantienen el control creativo total y la propiedad de todos los originales de sus canciones, algo impensable en el antiguo modelo musical, reservado únicamente para grupos como U2 o los Rolling Stones.
“Estos tíos dicen que no a portadas de revista porque no las leen. Nadie hace eso. Estos chicos son más listos que la música que se les vende. Oyes muchos comentarios bajo la antigua mentalidad de cómo empujar la música sobre la gente. Ellos se han convertidos en maestros del pull”, añade Clancy.
Su papel en todo esto, confiesa en la misma entrevista, no es imprimir una mentalidad de la industria musical sobre ellos de donde él proviene, sino organizar el caos creativo.

Su imagen tampoco responde a los cánones marcados por el mainstream del rap en los últimos tiempos obsesionado por las cadenas de oro, diamantes, mujeres semidesnudas y la ostentación. Aquí la imagen es otra, agresiva, feroz, cabreada con el mundo.
Pero sí tiene esa controversia que siempre ayuda a llenar titulares. Sus letras son misóginas, hablan de violaciones, violencia, drogas, odio por el colegio y la religión. Hay periodistas que se preguntan si todo esto se puede escudar detrás de la licencia artística como una simple construcción de personajes en la narrativa de estos jóvenes.
Otros, como el grupo de folk Tegan and Sara, criticaron recientemente la fascinación que está suscitando este grupo entre muchas personas: “¿Cuándo tendrá repercusiones negativas la utilización de letras homófobas y misóginas en la industria del entretenimiento? ¿Cuándo serán tratados con la misma seriedad que el racismo y las ofensas antisemitas?”.
El grupo ya ha conseguido trasladarse al terreno sociológico. Sus canciones, movimientos y comunicación son analizados de forma académica por críticos, detractores y estudiosos.
Mientras la bola de Odd Future se extiende por el mundo, el concierto en el Primavera llega a su fin y el grupo, siguiendo la tradición marcada por actuaciones pasadas, invita al público a subir al escenario como enseña este vídeo grabado por un asistente. El público acepta la invitación y lo invade gustosamente.

Y al finalizar el concierto, Tyler the Creator, siempre tan políticamente correcto, tiene unas palabras reservadas para Pitchfork, la revista músical encargada de programar los grupos en ese escenario. “Muchas gracias, elitistas modernos de mierda. España estuvo cojonuda. Y no vamos a pagar por ese micro”, en referencia a un microfono que, una de dos, robaron o destruyeron durante su concierto.
Ahora la pregunta es cuánto tardará la maquinaria musical en absorberlos, empaquetarlos y convertirlos en una parodia de lo que fueron en sus principios. (véase el cantante de The Sex Pistols anunciando mantequilla).
Un consejo: id a verlos antes de que se conviertan en el próximo Lady Gaga.

Fotos: Primavera Sound

Por Marcus Hurst

Marcus Hurst es Cofundador de Yorokobu y Redactor Jefe de Ling Magazine. Puedes seguirle en @marcushurst

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