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A éstos no se los llevó el ébola

Por suerte, no seamos malages. Pero amigos, el tiempo es un continuo transcurrir de experiencias, emociones, recuerdos y olvidos. Y para eso estamos aquí, para rescatar del olvido lo que merece ser recordado y parte de lo que no. Como habrán observado por el tratamiento que la prensa ha dispensado al reciente caso de Ébola (y por este texto que van a leer), la prensa es un bien de la sociedad… al que de vez en cuando habría que rociar de napalm.
Para compensar el agridulce sabor de estos días, vamos a apelar a la trascendencia periodística y vamos a ofrecer a nuestros lectores un repaso por algunas estrellas de la canción que construyeron nuestro recuerdo en décadas pasadas y que ahora son injustamente olvidadas.
Comencemos con Rayito. ¿Que no recuerdan quién es Rayito?
https://www.youtube.com/watch?v=6kgft4s0ZRw
Rayito forma parte de la herencia de los flujos migratorios masivos. Esos que llevaron a los albañiles españoles a Suiza, a los niños de la guerra Civil Española a la Unión Soviética o a los japoneses a los tablaos flamencos de La Latina. Fue en España donde su madre, japonesa, encontró el amor junto a un gitano madrileño. Del blending de ambas sensibilidades étnicas nació un niño que no tardaría en coger peso pero, sobre todo, en desarrollar un apabullante talento a la seis cuerdas.
Pronto, se convirtió en la gran esperanza gitanonipona (o japocalé) del guitarrismo patrio. Sin embargo, no era ese el camino que Rayito quería para su vida. A él no le llamaban la efervescencia flamenca de Los Remedios o la jondura auténtica de Jerez de la Frontera. Antonio Rayo miraba ya, desde temprana edad, a Puerto Rico, el lugar que para él es La Meca del pop latino, fasilito y sabrosón.
Así, se mudó a Miami donde comenzó, aún como guitarrista en exclusiva, a colaborar con grandes artistas como Luciano Pavarotti o Plácido Domingo, otros de infausto recuerdo para los anales del arte como Paulina Rubio o Ricky Martin e incluso el mismísimo dios del amor, Julio Iglesias.
Esa era la etapa previa a la consecución del sueño de Rayito: ser cantautor pop. Como los sueños se cumples si cierras los ojos fuerte fuerte y dejas de comer Big Macs con tanta vehemencia, Rayito es capaz ahora de componer bellas melodías repletas de buenos sentimientos.

Del Caribe, el lugar en el que Rayito encontró la realización personal, llegó Celia Cruz. Hay muchas cosas que agradecerle a la genio de La Habana, pero una de ellas no es meternos con calzador a Azuquita. Azuquita no creó el mullet, pero sí lo llevó a una nueva dimensión estética. Lo que sí es creación propia de Azuquita es el rumbakalao, un estilo que el artista depuró a partir de influencias como Bordón 4 o Chimo Bayo.

Nada de esto habría superado el verano de 1993 si no es porque a Celia Cruz le hizo gracia el zagal. Azuquita siguió perpetrando su rumbakalao durante mucho tiempo, se atrevió con Rejas de Cristal, una versión de Gangsta’s Paradise de Coolio.
Como se cuenta en su perfil de Qué fue de..., Azuquita siguió moldeando su capacidad creativa y abordó nuevos y excitantes proyectos entre los que destaca, en 2001, El Gorilón, «una crítica social sobre la discriminación a la que muchos son sometidos por culpa de los implacables porteros de discoteca», explica la citada web.
Ya en 2005, Azuquita lo peta en Alemania junto al artista local Reim. «Te quiero a veces (Verdammt ich lieb dich)» es el nombre del tema y me ha quitado las ganas de seguir ahondando en la historia del este innovador musical.
La rumba siguió generando engendros en los 90. La rumba siempre ha sido muy de versioncita y Sándalo, otro grupo muy apegado a la electrónica calé, se atrevió con el Informer del blanquito Snow. Aliki bom bom nau. Snow es de Canadá, un país que salvo Neil Young, solo ha aportado dolor al mundo. Hablamos de Bryan Adams, de Arcade Fire, de Deadmau5 o de la canadiense de Cómo conocí a vuestra madre.
Allí, lo de los chivatos en los guetos debe estar a la orden del día y de eso iba la canción del rapero de Ontario, pero como aquí las prioridades son otras, Sándalo exploraba otros vericuetos más relacionados con la relación de género:

Mira esa rubia que wena qsta y la morena que
viene detras oye morena q forma de bailar cmo no
pares me voy a desmayar.
Yo si lo voy a dar,escuxa el lio ke te voy a
montar,triki triki poromponpero baila mi rumbita
moviend el trasero,triki triki triki
poromponpero yo te canto yo te bailo te lo
chapureo triki triki triki poromponpero si tu
viene cn mi prima ya veras kmovida knos
montaremos..


¿Dónde está la fiscalía cuando se necesita?

Bonus Track

Investigando acerca del Rayito japogipsy, hemos llegado otro Rayito, el colombiano. Y nos hemos enamorado soñando que es fan de Pearl Jam o, lo que es aún mejor, de Wayne Cochran and the C.C. Riders. Rayito tiene una versión de la tristísima Last Kiss en la que abusa del woooo woooo woooo y del efecto aura espiritual del After Effects.
https://www.youtube.com/watch?v=aD7SsMecl-k
Rayito, el colombiano, es además amigo de la polémica, como demuestra este vídeo en el que le acusan de presentarse con músicos que no saben tocar. El bochorno, a partir del minuto 1:40.
https://www.youtube.com/watch?v=5tY1Nb6YJ2c
Nos vemos obligados a dejarlo aquí por no convertir este post en la versión extendida de la versión extendida de El Señor de los Anillos de Peter Jackson. Miren los vídeos a los que enlaza este último corte de Rayito y díganme si no es para seguir buceando.

Gracias a Jesús Gordillo por bucear en las miserias de la memoria e inspirar este maldito viaje.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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