Esto sí es un post de tendencias, pero también de contextualización y reflexión. ¿Cómo somos los consumidores de las redes sociales? ¿Qué has de tener en cuenta si quieres triunfar en ellas en 2025? ¡¡Cómo!! ¿Hay nuevas redes sociales? ¿Te has planteado alguna vez por qué los algoritmos actúan como lo hacen?
Todo tiene un por qué, y su origen suele estar en un tiempo atrás. En 2019, el universo de las redes sociales en España parecía relativamente simple: Facebook seguía siendo la red por excelencia para mantenerse conectado con amigos y familiares. Instagram florecía con un contenido visual cuidadosamente curado, lleno de viajes perfectos y brunches fotogénicos. Twitter (hoy X) era el ágora moderna donde las conversaciones sobre política, deportes o memes del momento vibraban minuto a minuto. YouTube seguía siendo la reina del contenido de larga duración, mientras que redes como Pinterest permanecían como nichos para los más creativos, desde planificación de bodas hasta diseño de interiores.
El consumo de redes era rutinario, pero no compulsivo. Los usuarios accedían a ellas en sus tiempos muertos, desconectando del mundo real sin la intensidad que llegaría en 2020. El propósito: entretenerse, informarse, socializar de forma ligera. Entonces llegó el confinamiento. La pandemia global no solo detuvo el mundo físico, sino que reconfiguró el digital. En este contexto, TikTok emergió como un auténtico fenómeno social en España, marcando un antes y un después en cómo entendemos el consumo de contenido y la interacción en redes sociales.
Aunque ya era conocida entre los más jóvenes, esa plataforma vivió su explosión definitiva durante los meses de confinamiento. Las personas buscaban nuevas formas de entretenimiento y escape, y TikTok ofrecía exactamente eso: un espacio para la creatividad sin filtros, el humor espontáneo y las tendencias virales. Challenges como el #SavageChallenge, tutoriales de cocina improvisados, coreografías sincronizadas y sketches humorísticos se convirtieron en parte de la rutina diaria de millones de españoles. No era únicamente una red social, era un espejo de la necesidad colectiva de conexión y ligereza en medio de la incertidumbre.
Más allá del entretenimiento, TikTok creó un nuevo lenguaje cultural. Generó su propia estética, ritmo y dinámicas sociales que trascendieron la pantalla. Los usuarios, además de consumir, se sentían inspirados a participar, rompiendo con la pasividad típica de otras plataformas. En España, esto significó la llegada de una nueva generación de creadores de contenido, muchos de los cuales construyeron comunidades masivas en cuestión de semanas.
Su algoritmo, diseñado para maximizar la exposición de contenido basado en intereses en lugar de seguidores, también democratizó la viralidad. Esto permitió que cualquier usuario pudiera alcanzar audiencias masivas, independientemente de su experiencia o popularidad previa. TikTok dejó claro que, en su ecosistema, el contenido es el verdadero rey.
Ya han pasado cuatro años y la cosa está así: el ecosistema digital actual está más segmentado que nunca, con cada plataforma consolidándose como un territorio específico dentro de un mapa digital diverso y en constante evolución. Además, nuevas redes sociales comienzan a ganar terreno, desafiando las estructuras tradicionales.
Se mantiene como la red aspiracional por excelencia, ahora dominada por Reels. Su público principal, millenials y jóvenes profesionales, busca inspiración y conexión visual. Las marcas la utilizan estratégicamente para campañas de branding y colaboraciones con creadores.
Continúa siendo el hogar de la generación Z y los millenials más jóvenes. La espontaneidad y la autenticidad son las reglas del juego, con tendencias virales que desaparecen tan rápido como llegan. Su modelo algorítmico sigue siendo un referente en personalización y viralidad.
Un refugio para quienes buscan inspiración y planificación. Desde ideas para proyectos DIY hasta decoración y moda, se consolida como la plataforma de referencia para búsquedas creativas. Su fuerte relación con el comercio electrónico sigue creciendo.
Más allá de ser un currículum virtual, se ha convertido en una plataforma para compartir reflexiones profundas, tendencias laborales y artículos técnicos. Profesionales de todos los sectores lo usan para networking y creación de marca personal.
Se ha diversificado más allá del gaming. Artistas, creativos y comunidades específicas encuentran en esta plataforma un espacio ideal para el contenido en vivo. La interacción en tiempo real sigue siendo su punto fuerte.
Aunque enfrenta competencia de formatos más cortos, sigue siendo la referencia para contenido de larga duración y educativo. Sin embargo, los creadores sienten presión por explorar otras plataformas debido a cambios en la monetización y el alcance orgánico.
Aunque algunos la ven como una red madura, sigue siendo muy relevante entre generaciones mayores y comunidades locales. Además, ha logrado mantenerse como una herramienta poderosa para grupos privados y comercio en marketplaces.
Su transformación sigue generando controversia, pero continúa siendo un espacio relevante para la conversación pública, especialmente en temas de actualidad, política y deportes. Sin embargo, su público se ha polarizado, y la adopción de nuevas funciones (como pagos o suscripciones) ha sido desigual.
Meta sigue apostando fuerte por esta plataforma para capturar el interés de los exiliados de X. Aunque su éxito no está garantizado, tiene potencial como espacio para microconversaciones con un enfoque menos polarizado.
A pesar de ser una plataforma emergente, su propuesta de autenticidad ha encontrado un nicho entre usuarios que buscan desconectar de la perfección y el postureo.
Redes como Mastodon y Lens Protocol están ganando tracción en comunidades tecnológicas y entre usuarios preocupados por la privacidad y el control de datos. Aunque aún son de nicho, representan una tendencia que podría consolidarse.
En este escenario fragmentado, la clave para usuarios y marcas está en entender las dinámicas y el propósito de cada red, aprovechando las fortalezas específicas para conectar con sus audiencias de forma auténtica y efectiva. Por lo que sí, antes de lanzarte o reforzar tu comunicación en redes sociales, para el año 2025 es muy importante que tengas claro tu target y segmentes con todo el conocimiento de causa.
El cambio más profundo no lo vemos en las plataformas, sino en la relación entre usuario y algoritmo. Si antes éramos exploradores digitales, hoy somos receptores pasivos. Nuestros feeds ya no son solo una selección de lo que seguimos; son un reflejo de lo que los algoritmos creen que queremos.
Los algoritmos han redefinido cómo consumimos contenido. Desde la personalización extrema hasta la creación de burbujas informativas, las plataformas ahora diseñan nuestro día digital. Esto ha provocado un cambio de hábitos: el scroll infinito, el aumento de la polarización y, paradójicamente, un mayor interés por contenido auténtico y menos perfeccionado.
Con una evolución constante, las redes siguen creciendo y se transforman constantemente.
2025 será un año donde las redes sociales serán poderosas herramientas de comunicación, convirtiéndose en ecosistemas donde lo real y lo virtual convergen. Nos dirigimos hacia un mundo en el que la autenticidad y la conexión genuina serán más valiosas que nunca, mientras que las herramientas tecnológicas seguirán empujando los límites de lo que es posible. ¿Estás preparad@ para lo que viene?
Rocío Guijarro Tormo es CEO en Agencia Bley.
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