Seguro que estas Navidades mientras paseabas desesperado o desesperada buscando regalos sin saber bien qué comprar te has quedado de piedra frente a un majestuoso supercuqui y superbién de precio bonsái.
Quizás cometiste el error de decir en voz alta «¡Cómo mola!» delante de tu pareja, frase que en su cerebro hizo resonar una única palabra: «¡Bingo!». Y así, sin más, días después, al abrir los regalos, te han acercado uno mientras advertían: «Cuidado con este al abrirlo, que se rompe».
Efectivamente. Eres el nuevo propietario de un arbolito en miniatura. Más de 1 000 años de cultura oriental, conocimientos y técnicas ancestrales condensadas en tu falda en forma de ficus. ¿Y ahora qué hago?
Como ya nos habrás escuchado decir, Yorokobu significa estar feliz en japonés y queremos que tanto tú como tu nuevo arbolito (es pronto para llamarlo bonsái) seáis lo más felices posible, así que vamos a explicar brevemente los pros y los contras de estos bonsáis de gran consumo; y de paso, vamos a dar unas pequeñas pautas para que lo que comenzó como un «marrón de regalo» se acabe convirtiendo en una maravillosa pieza de arte de la que sentirse orgulloso.
También te servirá, en parte, de guía por si estás pensando en regalar un bonsái, para que lo pienses bien y lo hagas con cabeza.
Vamos allá. La palabra bonsái significa cultivo en bandeja. Si estabas pensando que se trataba de árboles enanos, modificados genéticamente o algo por el estilo, ahí está el primer error. Son árboles normales que a través de técnicas de cultivo, poda y trasplante regular se mantienen en un tamaño mucho menor al original.
Su historia se remonta a la antigua China, hace más de 4 000 años, cuando se empezaron hacer representaciones en miniatura de paisajes para simbolizar los cinco elementos.
Poco a poco esta práctica se fue extendiendo y perfeccionando. Adoptó diferentes nombres en función de aquello que se representaba o la manera en la que lo hacía. En China, pun tsai sería el nombre que describiría de manera más cercana lo que conocemos hoy como bonsái.
Siglos después, en Japón se interesaron por esta peculiar técnica de cultivo y conservación de árboles en miniatura y la adaptaron a su propia cultura con nuevas reglas y estándares. Esto dio origen al bonsái tal como lo conocemos.
Como dato curioso, existen colecciones de bonsáis en las que figuran ejemplares con más de 1 000 años, mientras que la palabra bonsái tiene alrededor de 200 años. Esto se debe a que, aunque es una técnica milenaria, hasta el siglo XIX no se habían reunido para consensuar cuáles serían las bases de su cultivo.
Hoy en día la comunidad de bonsaistas es amplia y la información disponible a través de libros, webs, tiendas especializadas, viveros, escuelas, etc., es extensa y de gran calidad.
Todo bonsái requiere de una serie de cuidados para conservarlo hermoso. No es regar y listo. Otro dato a tener en cuenta es que son árboles. Grandes o pequeños, son árboles y los árboles no crecen dentro de las casas. Así que te hayan dicho lo que te hayan dicho, no existen bonsáis de interior. Hubiera quedado genial en tu escritorio junto al monitor del ordenador y podrías haberlo regado para inspirarte o podarlo mientras reflexionas sobre un e-mail que acabas de leer, pero, aunque eso queda muy de película, no.
Un bonsái, al igual que un árbol, necesita de las inclemencias del tiempo y de las condiciones atmosféricas naturales para desarrollarse correctamente; y lo más importante, dichas condiciones tienen que ser lo más parecidas posible a su ecosistema original. Si lo aplicamos al reino animal, veríamos una locura tener osos polares en verano en Sevilla; su entorno natural es radicalmente diferente al de la capital andaluza. Pues con los bonsáis pasa lo mismo.
Si has tenido la suerte de elegir tu especie, deberías haberlo hecho de manera que te resulte sencillo replicar su ecosistema natural.
«Pero yo he visto en Google que los bonsáis tienen el tronco como una serpiente y una forma superchula, con algo que parecen como nubes de hojas». Por supuesto, eso son bonsáis de autor, en ocasiones con décadas de trabajo a sus espaldas.
Existe una serie de pautas comunes en el mundo del bonsái, como la triangularidad de la copa, la conicidad del tronco, la salida de las ramas, la forma de las raíces… Todo está medido y todo está muy trabajado. El tuyo es un tronco recto de cinco años con un puñado de hojas encima. Son arbolitos cultivados en masa para venderse en Navidad y, desafortunadamente, no están pensados para que prosperen. Al tuyo le queda mucho por delante, no desesperes.
Para que nos hagamos una idea, en 1981 salió a subasta un enebro de 250 años y se vendió por 2,5 millones de dólares. No vamos a desvelar el precio de tu regalo, que está feo, pero sí podemos decir que es un poquito menos y, claro, eso se nota.
Por último, antes de empezar con los consejos para salvar a nuestro arbolito, remarcar nuevamente que tu bonsái no ha sido plantado para sobrevivir mucho tiempo. Solo lo han envasado para que dure del supermercado a tu casa.
El sustrato podría no ser el más adecuado, el plástico con el que han envuelto las raíces para mantener la humedad o en ocasiones la propia maceta no son las óptimas, así que en cuanto os quedéis a solas tú y él, asegúrate de seguir estos consejos que nos dan nuestros amigos de Bonsai Sense desde Mallorca.
El sustrato que normalmente llevan este tipo de árboles más comerciales es turba, por lo que mantendrá muy bien el agua y nutrientes, pero, en contra, oxigena muy mal. También hay que tener en cuenta que si se seca de más costará más hidratarlo de nuevo.
Otros sustratos, como por ejemplo la akadama, que es un tipo de arcilla que proviene de Japón, tiene la virtud de retener agua, nutrientes y además oxigena muy bien ya que podemos elegir granulometría según el tamaño del bonsái.
Que oxigene adecuadamente es un punto muy importante para que las raíces crezcan bien y sanas. Lo ideal es que nos informemos de las ventajas e inconvenientes que tendrá el sustrato que elijamos y actuar en consecuencia.
Si al regar, el agua ya no llega correctamente por toda la maceta y no drena bien por los agujeros, se trata de un indicador de que las raíces ya ocupan todo el espacio y no pueden crecer bien. Este podría ser el argumento perfecto para trasplantar.
Para ello es importante saber cuál es el hábitat natural de la especie que hemos adquirido. Por ejemplo, si vivimos en Mallorca y tenemos un olivo, estará en un hábitat similar al natural, ya que crece de forma natural en el Mediterráneo. En cambio, si tenemos un ficus y vivimos en Madrid, sabemos que, sobre todo en invierno, no le importará estar a cubierto de las heladas. En resumen, debemos informarnos según la especie y dónde vivimos para adaptarla lo mejor posible.
Un error común es adjudicar una frecuencia concreta al regado, como por ejemplo una vez cada dos días, una vez al día, una vez cada semana etc. Es un error ya que el riego dependerá de la facilidad del sustrato en secarse, época del año, si hace sol, viento, etc. Lo ideal es que hasta que identifiquemos la frecuencia en cada caso lo revisemos mínimo una vez al día y dos en verano. Sobre todo, las horas centrales del día ya que son las horas más calurosas y un estrés hídrico puede ser letal para nuestro bonsái.
Cuando regamos, nuestro consejo es regar con una regadera o lanza que tire el agua tipo ducha lo más fino posible, ya que al regar con presión también meteremos oxígeno bueno en el sustrato y eso ayudará a la buena absorción y crecimiento de las raíces de calidad.
Por último, aconsejamos que antes de querer aplicar trabajos más laboriosos o concretos, dominemos el cultivo de nuestro bonsái. Y unos meses después, empezar a trabajar en él a nivel estético a través de la poda, alambrado, pinzado, defoliado, acodo, etc.
Ahora toca esperar. La paciencia es una de las grandes virtudes asociadas al mundo del bonsái, pero si eres paciente, con el tiempo verás como ese pequeño y desafortunado arbolito va creciendo majestuoso y convirtiéndose en uno de esos espectaculares bonsáis que veías en Google.
Tras este primer acercamiento con tu pequeño árbol ya entiendes un poco más de la materia y habrás conseguido criar tu primer bonsái. Será el momento, entonces, de poder devolver el favor que te hicieron regalando tú uno. Pero hazlo bien, no lo compres en un supermercado. Si quieres comprar, hazlo a profesionales del mundo del bonsái.
Bonsai Sense, desde donde hoy nos han aconsejado sabiamente en nuestros primeros pasos, son expertos en la cultura de este tipo de árboles.
Desde sus instalaciones en Mallorca comercializan increíbles ejemplares de bonsáis de todo tipo, hacen formaciones a personas que quieran iniciarse y venden todo tipo de herramientas y útiles para desarrollar este precioso arte. Sustratos, alambres, herramientas de poda, macetas, etc…
Si quieres que sea un regalo más personal, puedes sacar un esqueje de tu propio bonsái, plantarlo y regalarlo cuando haya enraizado. Igual incluso puedes darle algo más de forma al plantarlo y seguro que lo entregarás sano, fuerte y precioso.
Bienvenido al apasionante mundo del cultivo de bonsáis, ¡a partir de ahora, no podrás parar!
Una cosa más, si el desafío de salvar tu bonsái te ha resultado más sencillo de lo que esperabas, tenemos otro boss level para ti.
¿Has comprado estas navidades una flor de pascua? ¿El típico pascuero de hojas rojas que parece estar programado para morir justo después del día de Reyes?
Pues en lugar de tirarla al cubo del orgánico, que sería la mejor opción si no consigues salvarla, podrías optar por mantener la poinsettia (que es como se llama nuestro pascuero) e intentar que florezca de nuevo, aunque esto no es tarea fácil. Como hemos dicho antes, esto es el boss level de la jardinería.
Deberás alimentarla mensualmente con un abono alto en potasio y bajo en nitrógeno y no deberá estar expuesta a más de 12 horas de luz diarias. Y esto es solo para que no se muera. Si además quieres que vuelva a lucir ese color rojo característico durante las navidades, ocho semanas antes tendrás que someterla diariamente a alrededor de 14 horas de oscuridad absoluta. Y con esto hay que ser muy estricto pues el menor rayo de luz durante el periodo de apagón podría cargarse todo el proceso.
De todos modos y aun dedicando todo nuestro esfuerzo, podría darse el caso de que no consiguieras los resultados deseados, pero el grado de satisfacción al conseguirlo es maravilloso.
No obstante, si no lo lograras o decidieras no intentarlo, te animamos a depositar tu planta en el contenedor de orgánico y contribuir al bienestar del medio ambiente.
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