Si usted tiene don de gentes, una mente retorcida y ganas de liarla, fundar una sociedad secreta o una secta puede ser una interesante opción de autoempleo en estos tiempos de crisis... y una fuente de placeres inconfesables.
Ya recuerdan los famosos Illuminati, que por obra y gracia de Dan Brown y su Código da Vinci han vuelto a la vida. Y ¿quién no ha oído hablar del club Bilderberg, la Cienciología o las fans de Justin Bieber?
Además, esta salida profesional comporta ventajas fiscales, pues si se inscribe como Asociación Cultural está exenta de presentar el temido Impuesto de Sociedades. Este cronista se presentó hace unos días en la Agencia Tributaria para hacer la siguiente consulta:
– Buenas. Yo quería montar una secta y no sé qué epígrafe tengo que poner en el 036.
– ¿Disculpe? ¿Una secta? ¿Me está tomando el pelo?
– Pues no. Solo le pregunto cuál es el epígrafe. Creo que es el 989.2, pero no estoy seguro.
– ¿989.2… ? Eso es ocio nocturno…
– Bueno, podría llamarse así.
– Pero si es una asociación no tiene que rellenar el 036 ¿Es cultural?
– Una secta siempre es cultural, señorita.
Como siempre, la clave está en consignar que todo es “sin ánimo de lucro”. Cuidado con la ortografía, porque “sinónimo de lucro” suena casi igual.
Los principios fundacionales de nuestra secta deberían tener una elevada carga sexual, despertar la superstición, el ansia de cambiar el mundo, escapar en una nave espacial, invocar a un nuevo mesías o despertar las fuerzas del Mal, que viene a ser casi lo mismo. Las cuotas de afiliados deben ser casi prohibitivas para que la sensación de exclusividad sea intensa. Las sectas son elitistas, el populacho se afilia al Atlético de Madrid o al Círculo de Lectores, pero pertenecer a una sociedad secreta implica un nivel social que no está al alcance de cualquiera.
En este blog se ofrecen algunas pistas para crear una sociedad secreta. Una buena dosis de misterio, un logo convincente, un nombre que comience por una palabra que dé miedo, otra relacionada con la muerte, y listo. Bones And Skulls Society es un buen ejemplo. Además hay que inventar una historia envolvente, fundacional, que propicie la sensación de pertenencia al grupo, y unos ritos de admisión estrictos, retorcidos, y con grandes dosis de erotismo y sumisión al líder, que es usted.
Los juegos sexuales colectivos, aderezados con drogas que incrementen la sensualidad (se recomienda MDMA y derivados) son claves para crear lazos de fraternidad, y además añaden el elemento tabú necesario para diferenciarse de los demás. Nadie monta una sociedad secreta para tapizar sofás o para discutir de filatelia mientras beben Soberano.
En la incomprendida Eyes wide shut (1999) Stanley Kubrick nos ofrece esa preciosa ceremonia iniciática lejanamente inspirada en la masonería, en la que todos copulan con todos, amparados por máscaras venecianas y una gran parafernalia escénica. Repásenla en este extracto que, de momento, ha logrado eludir a los chicos de Warner Bros.
Pero nadie tiene que sentirse estafado, todos los acólitos y acólitas deben entregarnos gustosos sus cuerpos y sus bienes para que la sociedad siga existiendo. Solo así lograremos eludir la cárcel cuando algún juez desaprensivo decida que nuestras actividades vulneran este o aquel artículo de tal o cual ley. Si usted es un líder carismático las leyes están a su servicio, y no al revés.
Cabe reseñar que las sectas dirigidas por una pareja tienen más probabilidades de éxito, amén de proporcionar satisfacciones más variadas.
Para buscar la necesaria inspiración y energía les recomiendo la lectura del libro La Gran Bestia (John Symonds, Ed. Siruela), centrado en la figura de Aleister Crowley, uno de los personajes más fascinantes y aterradores del siglo XX.
Sumergirse en su vida y en su obra nos abre un peligroso agujero a través del cual asomarnos a nuestras más oscuras pulsiones. Dirigió la secta secreta Ordo Templi Orientis, que compartía con los masones diversas líneas rituales, y estaba fuertemente jerarquizada. Crowley escribió para ellos el famoso manifiesto Mysteria Mystica Maxima.
Y para terminar, he encontrado para ustedes esta pieza titulada Yo creo en las Sociedades Secretas, que ilustra con humor negro el proceso y les puede dar alguna idea:
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Foto portada: Planeta Antropológico, Foto Cienciología Tom Ordelaman bajo lic. CC