Resulta impensable que la imagen de un dedo índice provoque indignación, asco o repudio. Nadie lo odia así, por definición, a pesar de que esa parte del cuerpo humano pueda apretar un gatillo y reventar la tapa de los sesos a alguien.
La imagen de la vulva, en cambio, repele a muchos individuos. A muchas mujeres, incluso, aunque sea una de las herramientas que la naturaleza les ha dado. Muchas lo rechazan. Se hacen las despistadas. Aprovechan que no es fácil alargar la cabeza para verlo y hacen como si no lo llevaran ahí, cada día, guardado bajo sus bragas. Lo ignoran a pesar de que por ahí nacen sus hijos y ahí se cuecen momentos eléctricos.
Stephanie Sarley ni entiende ni comparte este rechazo. Al contrario. La ilustradora lo denuncia. Lo pone sobre la mesa con unos dibujos en los que la vulva toma una identidad propia y se convierte en un ser independiente. En un ‘Monstruo de la entrepierna’, como ella los llama, con los mismos atributos que humanizan a las personas: «comer, reír, llorar, sufrir, beber, fumar y cualquier otra forma en que los pueda dibujar de forma humorística», indica la estadounidense.
Estas criaturas de labios rojos entre las piernas pretenden llamar a la reflexión desde el humor. «Son divertidos», indica Sarley. «La gente piensa que los monstruos de la entrepierna son graciosos. Y les gustan tanto a hombres como a mujeres».
Pero esta es sólo una de sus series. La joven de 27 años también asemeja la vulva a las flores. En su colección Orcunt representa a esta parte del cuerpo como si fuese una orquídea. «En estos dibujos quiero celebrar todas las formas bonitas de la vulva. Dibujo flores diferentes basadas en la figura de la orquídea».
Este elogio a la vulva dio un nuevo giro a finales del año pasado. Sarley fue al mercado a comprar fruta y encontró una pieza desconocida. Era una naranja roja. La compró y la llevó a casa para fotografiarla.
Su novio partió la sanguina en dos y ella vio ahí la forma de una vulva. Metió sus dedos y empezó a acariciarla. Grabó un vídeo y lo subió a Instagram. Fue un éxito. La pieza se viralizó y su cuenta, en la que apenas tenía una decena de seguidores, creció hasta los 20.000. Hoy esa cifra supera ya los 158.000.
Al ver la notoriedad del vídeo de la naranja roja decidió crear una serie de piezas audiovisuales con otras frutas. La asociación de frutos, vulvas y sexualidad provocó todo tipo de reacciones. Sorpresa, agrado y rechazo.
«Es fantástica la diversión que produce mi arte. Yo diría que muchas personas se sienten incómodas, especialmente con los vídeos de frutas, pero a otras les parece un entretenimiento hilarante», comenta. «Muchos dicen que no es arte. Otros piensan que es una nueva forma fantástica de arte moderno. Algunos se ofenden muchísimo, algo que, a mi juicio, no tiene ningún sentido. Estos vídeos han generado más de 10.000 comentarios. Muchos discuten si es arte o no, y la polémica continúa. Mientras tanto, algunos críticos de arte han hablado sobre mi trabajo y ha sido publicado en muchas revistas impresas».
Los dibujos y, sobre todo, los vídeos de Sarley han captado la atención de grandes medios internacionales como The Guardian. Pero esos artículos no sólo hablan de su obra. Tratan algo mucho más llamativo: la censura a la que ha sido sometida su cuenta de Instagram. Esta red social, propiedad de Facebook, ha cerrado su perfil en varias ocasiones y en varias ocasiones la ha vuelto a abrir.
Sarley no lo entiende. Dice que, para ella, estos vídeos tratan «sobre surrealismo, tacto y el placer de los sentidos». Nada que pueda resultar sospechoso: el cuerpo de la mujer, la sexualidad y la masturbación femenina. «Es una tontería censurar cualquier tipo de arte, pero estas redes sociales son privadas y pueden hacer lo que quieran. Yo las uso pero, además, difundo mi trabajo en otras plataformas: mi web, revistas en papel y exposiciones».
La estadounidense pretende seguir abordando el tema todo lo que dé de sí. Porque no hay nada que reprimir. «El sexo y la imagen del cuerpo son importantes para mí», indica. «Para muchas personas, crecer supone una batalla con su propio cuerpo y su autoestima. Estas ilustraciones y estos vídeos hablan de eso. Representan el propio viaje que tuve que hacer para realizarme como persona y empoderarme sexualmente».
3 respuestas a «¿Por qué a muchas personas aún les repele la imagen de una vulva?»
[…] ¿Por qué a muchas personas aún les repele la imagen de una vulva? […]
Acabo de visitar la cueva paleolítica de Tito Bustillo (Ribadesella), que cuenta con una espléndida colección de vulvas, por ejemplo: https://www.google.es/search?q=tito+bustillo+vulvas&client=tablet-android-bq&prmd=ivmn&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwiK3rv-_NXOAhXJVhoKHWiwDXMQ_AUIBygB&biw=800&bih=1280#imgrc=YluiV0zWDOyBNM%3A
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