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Tarjetas de felicitación de Black Metal: Te quiero, pero odio a todos los demás

¿Les he contado alguna vez historias acerca de Black Metal noruego? Alguna vez tenía que llegar ese momento. El Black Metal maneja una actitud vital que representa lo opuesto al significado de la palabra Yorokobu. Sin embargo, y a pesar de algunas acciones concretas, sus seguidores tienen corazón, buenos sentimientos, cumpleaños y, aunque odian a todos los seres humanos, se quieren entre sí. Un artista de Los Ángeles ha creado una colección de tarjetas de felicitación para las personas afines a este género estético y musical.

El Black Metal no es un género que goce de la aceptación masiva con la que cuenta la rumba catalana o el new age. Así que situaremos el escenario. Empecemos por donde empiezan las cosas, por el principio. El Black Metal surgió en la fría Escandinavia, cuando la década de los ochenta ofrecía sus últimos estertores. El movimiento tomaba el nombre de un disco de Venom que se llamaba precisamente así, Black Metal, y adoptaba una posición profundamente cercana a la adoración satánica. Ya saben, el tipo de los cuernos y el rabo. En Noruega se lo tomaron en serio y la escena de aquel lugar entró en una espiral de destrucción que ríase usted del terremoto de Haití.

Existen varias teorías acerca de cómo comenzó el baile en Noruega, pero podría considerarse como hecho detonador el suicidio de Per Yngve Ohlin (a.k.a. Dead), vocalista de Mayhem. Dead abandonó un mundo con el que no se sentía cómodo, cortándose las venas y disparándose en la cabeza con un rifle. Tuvo el detalle de dejar una nota de suicidio que ponía «perdonad toda la sangre», lo que prueba que el chaval tenía buen fondo. La portada de un disco posterior de Mayhem muestra las fotos del cadáver de Ohlin. Estos son los detalles digeribles de la anécdota. Los escabrosos me enviarían a la cola del I.N.E.M., así que disculpen que sea discreto.
El incidente de Dead fue sólo el principio de múltiples historias protagonizadas por Inner Circle, una organización cuyos objetivos eran aglutinar a todas las bandas que compartiesen el ideario Black Metal y acabar con todo lo que huela a cristiano. Sus peripecias incluyen palizas a homosexuales, la quema de más de cincuenta iglesias, unas quince mil profanaciones de tumbas, intentos de asesinatos a sacerdotes, asesinatos entre miembros de bandas y todo tipo de actividades extraescolares plenas de creatividad mal empleada.
No todos los miembros del extremo movimiento noruego están muertos o en la cárcel. La historia de Gaahl, líder de Gorgoroth y God Seed incluye un desafortunado incidente que dió con sus huesos en la cárcel. Por estas cosas que tiene la vida, Gaahl torturó durante horas a un hombre de 41 años y cumplió una condena de una año. Las nieves cayeron y el tiempo transcurrió. No hace mucho, Gaahl confesó públicamente su homosexualidad y ahora convive con un diseñador junto al cual dedica su vida a la comercialización de moda femenina. Su historia, la previa al feliz final, puede verse en el documental True Norwegian Black Metal.

Ya ven todo el hilo que se puede sacar de unas tarjetas de felicitación. Como se les habrá quedado mal cuerpo con todo esto, ahora, para desengrasar, algo más optimista.

Inspirado en algo encontrado en Boing Boing.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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