«Están cambiando los tiempos», cantaba Bob Dylan a comienzos de 1964. Acompañado de armónica y guitarra acústica este trovador de la canción protesta se refería a la sociedad y la lucha por los derechos civiles. Pero los cambios también se producirían en la música, incluido el sonido del folk que él mismo abanderaba. Y la transformación llegaría desde el otro lado del charco.
En aquellos días, en Gran Bretaña, una banda de Newcastle acababa de instalarse en Londres buscando mejores oportunidades. Se llamaban The Animals y hacían versiones de Jimmy Reed o John Lee Hooker.
Su primer single fue una adaptación de un tema tradicional que Dylan había versionado en su primer álbum. Es decir, The Animals hacían rhythm n’ blues, pero los sonidos del folk estaban en su aprendizaje.
Contaba Eric Burdon que escuchó por primera vez The house of the Rising Sun en la voz de Nina Simone. Dijo que la canción le llamó, le pidió que la cantase. Él estaba hecho para ella y ella estaba hecha para él.
De esa pieza se habían hecho ya decenas de versiones por todos los grandes del folk; Pete Seeger, Woody Guthrie, Joan Baez, el propio Dylan, Leadbelly y llegando a lejanas grabaciones de los años veinte.
Pero The Animals no hicieron una versión al uso. Y no solo por los arreglos de guitarra y teclado que añadieron o por la interpretación vocal con la que la cantó Eric Burdon, tan negra y profunda como las minas de carbón de su Newcastle natal. Cuando estos recién llegados entraron en el estudio y registraron la canción en una sola toma, rompieron con la tradición del sonido acústico del folk. The Animals la electrificaron.
Su versión de House of the Rising Sun fue número 1 a ambos lados del Atlántico, pero su importancia no se mide exclusivamente por los discos vendidos. Esa sacrílega electrificación del folk marcó el origen del folk rock.
Y siempre se ha afirmado que fue esta grabación de The Animals la que llevó a que Bob Dylan electrificara su sonido en 1965, traicionando a sus huestes de acústicos seguidores. Dylan seguiría tocando muchos temas de sus inicios, pero dejó de tocar esta canción porque le acusaron de copiar a los ingleses.
Es cierto, The Animals la hicieron suya, pero suya no era. Cuando hablas de blues o de folk, en ocasiones resulta imposible rastrear el origen de una canción. En el caso de esta pieza, se encuentran referencias a su melodía o sus versos en poemas y baladas tradicionales de la música británica o francesa, y la pista sobre sus raíces se pierde en el siglo XVI.
No se puede señalar a un autor, pero The Animals sí registraron su autoría sobre los arreglos del tema. No había hueco para los nombres de todos los del grupo, así que pusieron solo al primero en orden alfabético, el del teclista Alan Price. Cuando el single se convirtió en disco millonario, Price se negó a compartir los beneficios. No tardaría en salir de la banda, pero seguro que sus viejos compañeros todavía se acuerdan de esa jugada.
De las injusticias de la vida hablaba la letra. En torno a un burdel al que llaman The Rising Sun se sucede esta historia de pecado y de miseria, de borrachos, prostitutas y jugadores. Un prostíbulo que es como una prisión, y que a tantos ha llevado a la perdición.
¿Y dónde estaba esa Casa del Sol Naciente? Existen numerosas teorías, pero solo dos localizaciones han sido verificadas. Dos prostíbulos en Nueva Orleans que fueron regentados por una madam llamada Marianne LeSoleil Levant, cuyo apellido francés significa The Rising Sun. La guía Offbeat New Orleans asegura que la auténtica casa del Sol Naciente fue la que se ubicó en el 826–830 St. Louis Street, abierta entre 1862 y 1874, año en que cerró por las quejas vecinales.
La casa todavía se mantiene en pie y hace años el cantante de The Animals pudo visitarla por dentro. Tras la visita, Eric Burdon dijo que la casa le había hablado.
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