Salvo algunas excepciones, los juegos de mesa no apuestan por aumentar los conocimientos culturales de sus jugadores. El Twister tal vez sirva para preparar las oposiciones para el Circo del Sol. El Monopoly puede ayudar a conocer cómo funciona la especulación inmobiliaria, pero poco más.
Advertidos de esa situación, los responsables de The School of Life han lanzado The thinker game, un juego con el que, además de divertirse, es posible conocer algo más de personajes históricos relacionados con la literatura, la ciencia o la filosofía; un juego que no debería faltar en ninguna casa, especialmente en la de Gran Hermano.
El mecanismo es muy sencillo. Los participantes deben averiguar un personaje mediante preguntas sobre su profesión, sus obras o su vida. El jugador que tiene la carta sólo puede responder sí o no. En caso de que no sepa muy bien algunos detalles, el naipe contiene información biográfica e incluso una cita del personaje.
Un juego que no debería dar muchos problemas, salvo en el caso de personajes inclasificables. Por ejemplo, Salvador Dalí, que ya protagonizó una memorable actuación en What’s My Line? Un programa de la televisión norteamericana de los años 50 con un funcionamiento muy semejante a The thinker game.
Además de la diversión que proporciona, otro de los atractivos de The thinker game es que ha sido ilustrado por Stuart Patience. Este colaborador de medios como The Guardian, The New York Times o Wallpaper ha dibujado las 54 cartas con un estilo sencillo, sin ornamentos. Apenas algunos toques de color que determinarían los diferentes palos de la baraja.
Además de en la baraja, los dibujos de Patience han sido utilizados para desarrollar otro producto de The School of Life: unos manteles individuales en los que aparecen Freud, Coco Chanel, Maquiavelo y Rachel Carson. Según sus creadores, los pensamientos y teorías de estos hombres y mujeres «pueden animar las comidas haciendo que se sea mejor anfitrión y conversador».
El pack de baraja y manteles es perfecto para una velada con cena, diversión y tal vez algo más íntimo. En este sentido nada mejor que recordar la frase de John Waters: «If you go home with somebody, and they don’t have books, don’t fuck ‘em!» («Si ligas con alguien y no tiene ningún libro en casa, no te lo folles»). Alguien que tiene esos manteles y esa baraja, seguro que tiene libros. Lo demás es cosa suya.