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La espera en tierra de nadie

Hacia esos lugares denominados tierra de nadie, donde acaba la ciudad pero todavía no ha empezado el campo, se dirigen cada día estas almas solitarias que ejercen su trabajo a plena luz del día. Su presencia es constante en los polígonos y carreteras secundarias del Mediterráneo. Se pueden observar desde el coche en un abrir y cerrar de ojos como si “de un flash fotográfico se tratara”, dice Txema Salvans.

En 2005, el fotógrafo catalán recibió un encargo del periódico El Mundo para describir esta problemática a través de su objetivo. Cuando llegó el momento de acercarse a algunas de las prostitutas que trabajan en la calle, la respuesta a sus intentos de fotografiarlas fue un rotundo no. “Algo que dada la situación en la que están no me sorprendió”, explica Salvans.

Tras las negativas repetidas por parte de ellas, urdió un plan para introducirse en su mundo sin despertar sospechas. Un amigo que tenía una empresa de topografía le prestó un trípode, chaleco reflectante y un casco. El catalán se hizo con una cámara Cambo Wide, muy indicada para hacer escenas arquitectónicas y de interiorismo, y se lanzó a retratar estas escenas.

El camuflaje funcionó y enseguida desactivó cualquier tipo de situación incómoda que pudiera surgir de su presencia cercana a las mujeres. “La primera cosa que hacía era acercarme a ellas e informarlas que estaría trabajando cerca durante un corto periodo de tiempo. Procuraba siempre hablar muy educadamente para que entendieran enseguida que estaba trabajando y se relajasen”, explica el fotógrafo.

Preguntado sobre del dilema ético de convertirlas en partícipes de este proyecto sin su conocimiento Salvans dice que el no acudía allí para retratar sus caras. “He querido hacer un documento científico. Un testimonio topográfico que diese constancia de una realidad que ocurre en todo el Mediterráneo, empezando por Girona y llegando hasta Andalucía. El lugar donde pasa es casi indistinguible de los demás porque está en todas partes”.

Tras 8 años buscando estas escenas, el fotógrafo publica The Waiting Game, un libro que reúne una selección de 41 fotografías que presentó anoche en la escuela BlankPaper. “Imágenes realizadas en las horas de luz más dura para que no hubiese dudas sobre lo que pasa. Esto no es algo oculto que sucede cuando cae la noche. Está ocurriendo a plena luz del sol. No quería una postal bonita. Quería retratar la realidad”, añade el catalán.

Una de las cosas que más impactó al creador de la serie durante el tiempo que transcurrió el proyecto es la sensación de desamparo que transmite la situación de trabajo de estas mujeres. “Cada vez que te subes a un coche no sabes lo que te puede pasar. Lo mejor que te puede acontecer es que simplemente te pidan un servicio sexual”.

Esa sensación se vio correspondida por su hija de 6 años cuando le encontró una mañana dibujando sobre una maqueta inicial que había preparado para el libro. “En una de las fotografías había pintado una casa sobre la chica. Ella también percibía esa sensación de soledad y quería protegerla”.

Y con estos testimonios reales, Salvans espera que en 20, 30 o 100 años podamos volver a ver las fotos y reflexionar sobre el uso del espacio público. “Quitarnos de la cabeza que esto es un producto de la crisis. Siempre ha estado allí, pero deberíamos preguntarnos si hay algo que podamos hacer al respecto”.

Por Marcus Hurst

Marcus Hurst es Cofundador de Yorokobu y Redactor Jefe de Ling Magazine. Puedes seguirle en @marcushurst

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